Es un movimiento que haces casi continuamente y a veces ya de manera inconsciente. Cuando notas mucha presión sobre la espalda, te levantas de la silla donde estás sentado, arqueas la columna vertebral y esperas a que suene el famoso chasquido que, según crees, te libera de la tensión que notas. Error.
Como hemos explicado con los chasquidos de los dedos, los de las vértebras no se diferencian demasiado. Ese crujido característico se produce cuando las moléculas de gas líquido sinovial que se encuentran entre los huesos se contraen debido a que aumenta el espacio en el que se encuentran.
Esta contracción es la que provoca el famoso chasquido y, como habrás podido comprobar, hasta pasado un rato no se puede volver a repetir, puesto que esas moléculas tardan un tiempo en volver a su posición original y ocupar el resto del espacio que había quedado vacío.
En el caso de los crujidos en la espalda, estos suelen ocurrir en las vértebras C4, C5 y C6, que son las inmediatamente anteriores a las lumbares, que son más rígidas. Por encima de ellas están, precisamente, las que más cargadas suelen estar, la C1, C2 y C3, que son más inmóviles.
Cada vez que provocamos un chasquido en la espalda, realmente lo que estamos haciendo es mover a esas moléculas que se encuentran en las conjunciones de las vértebras inferiores. A corto plazo el resultado puede llegar a ser placentero y sentir alivio, pero a largo plazo se está afectando una zona que, a la larga, puede tener artrosis.
Por eso, lo especialistas recomiendan no hacer este movimiento con demasiada frecuencia, toda vez que son la C1, C2 y la C3 las que habitualmente están más cargadas, solo que en ellas no podemos hacer, de manera individual, esos chasquidos.
Para descargar esas tres vértebras y aliviar de verdad la espalda es necesario acudir a un especialista. Será el profesional fisioterapeuta quien estimule esa zona hasta que, finalmente, provoque uno de esos chasquidos. Lo bueno, que te estará descargando una zona que, por ti mismo, no puedes, y te dejará con la espalda como nueva.
En conclusión, es positivo hacer crujir la espalda siempre y cuando lo haga un profesional que sepa lo que hace. Si lo haces por ti mismo, a largo plazo podrás tener problemas importantes en las vértebras, así que mucha precaución.