“Quiero perder 10 kilos”
Perder 10 kilos es un objetivo demasiado ambicioso, también para un largo plazo, por ello, un propósito de este tipo tiende a abandonarse muy pronto. Un objetivo más realista sería, tal y como se recoge en este artículo del Corriere, intentar perder al máximo dos kilos en un mes, comiendo sano y aumentando la actividad física. Y es que, según un estudio publicado en Obesity la pérdida de peso debe ser lenta, como norma general, no debemos perder más del 10% de nuestro peso en 10 meses. Es decir, si pesas 80 kilos, no debes perder más de 8 en 6 meses.
“Me voy a pesar cada mañana”
Pesarse todos los días no es una buena idea porque no representa un indicador preciso de los progresos que hacemos. Las oscilaciones de peso, de hecho, se notan durante el día, además de que si por ejemplo, acabamos de empezar a hacer ejercicio podría aumentar nuestra masa muscular. Está bien controlarse, pero lo ideal es hacerlo una vez a la semana e intentar que siempre sea a la misma hora.
Probaré la dieta de “tal y tal”
Probar con la enésima dieta de moda condena al fracaso seguro. Alimentos “milagrosos” y prácticas fantasiosas, con los famosos muchas veces como ejemplo, suponen en la mayoría de los casos elecciones extremas y perjudiciales para nuestro organismo ya que normalmente este tipo de dietas lo que hacen es quitar de nuestra alimentación grupos de alimentos como los carbohidratos, los lácteos u otros.
“No volveré al restaurante”
Obsesionarse con la dieta hasta el punto de dejar de salir con los amigos a comer a un restaurante por no interrumpirla es una de las maneras más probables de que acabes dejándola y encima, la siguiente vez que salgáis puede ser peor, tirándote a por todos lo productos más calóricos de buffet. Una buena forma de combatir la tentación cuando salís a comer fuera es comer una manzana o una pera antes, de esta forma no llegarás con tanto hambre a la mesa.
“Comeré muy muy poco cada día”
Vale, es bueno que limites la ingesta de calorías, y también lo es que te hará perder kilos rápidamente, el problema es que los cogerás igual de rápido y puede que con intereses cuando empieces a comer otra vez de forma normal. Se trata del conocido efecto yo-yo, que se produce especialmente con las dietas demasiado restrictivas. Lo mejor es que sigas un dieta marcada por un nutricionista. Seguramente te resultará más fácil de respetar, y te protegerá de recuperar los kilos perdidos.
“Debo depurarme con el detox”
Después de un periodo de comidas pesadas, un régimen “detox” puede parecer una buena idea pero no sirve para “desintoxicarnos” y tampoco para perder peso. De hecho, nuestro cuerpo es perfectamente capaz de depurarse solo ya que éstas son precisamente las funciones del hígado o los riñones. Seguramente, comer sano después de un atracón, será bastante mejor que ponerse a inventarse grandes brebajes para ello.
Me hago vegetariano (o vegano)
Convertirse en vegetariano o vegano es una elección muy respetable, pero no necesariamente te hará perder peso, ya que quitar las proteínas animales de la dieta no induce por fuerza a disminuir el aporte calórico general.
Un no rotundo a la comida basura
Se trata de una óptima idea y muy saludable. El problema es que será difícil que mantengas la promesa para siempre si lo haces de repente; puedes probar a hacer excepciones una sola vez a la semana y, una vez te hayas habituado a ello, reducir a una sola vez al mes, para poco a poco ir sustituyendo este tipo de alimentos por otros más sanos.
“Sólo desayunaré un café”
Se podría decir que este propósito es el mayor error de todos. Por suerte, se ha difundido tanto la importancia de un buen desayuno, que cada vez caemos menos en él. Pero aún así, conviene recordar que la primera comida del día ayuda a comer de manera más equilibrada durante el resto del día. Así que… ¡nada de saltárselo!
“Voy a hacer muchísimo ejercicio”
Hacer deporte es, sin duda, muy beneficioso para nuestro organismo. Sin embargo, es mejor que empieces de manera paulatina, además de que hacer deporte no necesariamente te va a llevar a perder peso ya que aquellos que comienzan a hacer deporte se encuentran muchas veces consumiendo más calorías de las que queman, justificándose además con el hecho de llevar una vida activa. Recuerda, que por ejemplo, una hora caminando rápido, no puede equilibrar un menú en una hamburguesería.