“No estoy gorda, es que soy ancha de caderas”; “Toda esta zona en realidad no es grasa, es músculo”; “Puede que tenga unos kilos de más, pero estoy muy sano”¿Te suenan estas afirmaciones? ¿Las has hecho alguna vez? Pues, ¡ojo! porque puede que sufras un trastorno psicológico al que los expertos ya han puesto nombre: Megarexia. ¿En qué consiste? Pues básicamente es lo mismo que la Anorexia, pero al revés.
Es decir, son personas que pese a sufrir sobrepeso (un IMC de 25 a 29.9) u obesidad (un IMC de más de 30), se miran al espejo y se ven estupendas y lo peor, creen gozar de buena salud.
El trastorno, si tenemos en cuenta los datos ofrecidos por la OMS, que estima que hay más de 1900 millones de adultos en el mundo que tienen sobrepeso y 650 millones de obesos, está ampliamente extendido pese al desconocimiento de su existencia para muchos. De hecho, según un estudio realizado por la American Pshychiatric Association, el 85 por ciento de las personas con obesidad en el mundo desarrollan este trastorno, y por cada individuo con anorexia hay por lo menos 10 con megarexia.
Según el informe, la megarexia afecta a ambos sexos, aunque es más frecuente en las mujeres. No existen causas específicas, aunque los expertos afirman que al igual que con la anorexia, influyen factores ambientales, psicológicos y de la autoestima.
Así, la línea que separa al “gordito feliz” de la persona con la enfermedad puede llegar a ser bastante delgada. Según los expertos, hay que comenzar a preocuparse cuando el individuo pierde interés por conocer su peso o achaca a problemas en la báscula el dato que ésta le ofrece; cuando utilice prendas holgadas que escondan su cuerpo o se enfade con aquellos que se interesan por su alimentación, además de que se mire al espejo y no perciba el problema.
Todo ello genera que estas personas no presten atención a aquello que ingieren, decantándose principalmente por la comida basura. El problema de ello, además, es que estos alimentos suelen no ser nutritivos, y ese déficit de nutrientes provoca una alteración en la bioquímica del cerebro, por lo que no son conscientes de que padecen una enfermedad.
¿Cómo combatirla?
Lo primero que es necesario hacer es aceptar que se tiene un problema para pedir ayuda de un profesional. Asimismo, es importante que desde la infancia los padres distingan entre un niño sano, pero gordito, y un niño obeso, ya que tradicionalmente se tendía a creer que cuanto más gordo el niño, mejor.
Una vez se acuda al profesional, este ayudará a la persona a construir una serie de rutinas que le permitan alcanzar un estilo de vida más saludable y tomar consciencia de su imagen corporal real. No perder la confianza en uno mismo y en conseguir el objetivo.