Todos conocemos a alguna persona de nuestro entorno que con el comienzo del año ha dicho eso de “este año me pongo en forma sí o sí”. Sin embargo, vemos cómo día tras día sigue comiendo lo mismo, haciendo muy poco deporte y, en definitiva, llevando los mismos hábitos de vida que tenía anteriormente.
Si esto está ocurriendo, te vamos a dar una serie de pautas para que puedas ayudar a esa persona o bien a empezar de una vez con todas con el programa de entrenamiento o para que, en caso de que ya haya comenzado, empujarle a continuar y que no desista.
1.- No lo lleves de restaurantes: si tu colega (vamos a englobar en este término a familiares, amigos, conocidos, etc.) ha comenzado ya su plan de ponerse en forma, no le incites a irte a comer o cenar de restaurante cada fin de semana. Igual te dice que sí por no quedar mal y en casa aburrido, pero no le estás haciendo ningún favor realmente. Por tanto, evítalo, te lo agradecerá a la larga.
A ver, con esto no queremos decir que le convirtáis en un pobre amargado, pero sí que no le incitéis. Si no queda más remedio, siempre te puede acompañar, pero, eso sí, vigila que lo que come no tenga demasiados carbohidratos, alcohol, azúcares, etc.
2.- Nada de irse de copas: sí, ya sabemos que entre que no puedes irte de restaurantes con tu colega y esto al final los fines de semana van a ser un poco aburridos, pero es lo que hay. Os podéis ir de discotecas si queréis, no hay ningún problema y, de hecho, a través del baile puede perder peso, pero nada de alcohol y, por supuesto, nada de bebidas refrescantes ricas en azúcares y cafeína (todos sabemos de qué estamos hablando, ¿verdad?). Como mal menor, algún zumo concentrado, aunque también lleva lo suyo de azúcar.
3.- Compra su tiempo: imagínate que tu colega está siempre muy ocupado y no encuentra nunca tiempo como para ponerse a hacer deporte, ahí entras tú. Como buen amigo que eres, debes “comprarle tiempo”, esto es, por ejemplo, que si no puede salir porque se tiene que quedar con su hijo haciendo los deberes, seas tú quien le sustituyas durante esa hora para que pueda hacer deporte mientras tú ayudas con la tarea escolar. Siempre con límites y sin que abuse de ti, claro, a ver si al final le vas a sustituir en todo.
4.- Hazte fotos: total, seguro que ya os hacéis mil fotos cuando salís por ahí o cuando os vais de viaje, ¿por qué no hacerlas ahora también? De este modo podréis ir viendo la evolución que va experimentando y le servirá como motivación extra para llevar a cabo sus objetivos.
5.- Recuérdaselo todos los días: sin ser una persona pesada, claro, pero en cuanto notes el mínimo síntoma de debilidad recuérdale cuáles son sus objetivos y propósitos del año y hazlo siempre con un mensaje positivo para que no se desanime. Eso sí, si le hace falta un toque de atención y te toca ponerte serio, hazlo, te lo agradecerá.