Más de una vez y de dos, cuando he salido a correr he tenido algún que otro encontronazo con algún ciclista, ya haya sido en un camino, en una vía verde o simplemente por la calle. ¿De quién ha sido la culpa? Pues a veces mía y otras veces del compañero que montaba en bici.
Antes de continuar tengo que advertiros de que yo soy corredor y que intentaré que este post sea lo más objetivo posible, espero conseguirlo. Creo que tanto corredores como ciclistas somos conscientes de que nuestra relación es francamente mejorable pero, ¿es posible? Yo creo que sí lo es.
Mi experiencia personal me hace pensar que cada ‘grupo’ nos creemos en muchas ocasiones los ‘reyes’ del camino. Que allá por donde transitamos es nuestro dominio y que todo debe girar en torno a nosotros y nuestras necesidades como deportistas. Pero nos olvidamos que compartimos estos entornos con otros usuarios y eso es un grave error.
A muchos corredores nos gusta correr con nuestros amigos e ir de charleta animada o simplemente ir en grupo ocupando gran parte de los caminos. A veces también ocupamos espacios que están destinados ‘principalmente’ para ciclistas, como puede ser los ‘carril-bici’. A veces también creemos que las calles son nuestras pista de atletismo y corremos por ellas sin pensar en que hay más usuarios que hacen uso de ellas.
Numerosos ciclistas hacen de los caminos sus ‘carreteras’ particulares. Aceleran y van a velocidades que pueden provocar accidentes en caso de encontrarse con algún peatón, ya vaya andando o corriendo. Además en muchas ocasiones no son conscientes que otras personas pueden utilizar sus ‘carriles’ para su propio disfrute y eso parece que les molesta.
¿Es tan difícil llegar a una convivencia? Yo creo que no, que es bastante fácil y que sólo hace falta un poco de empatía y respeto por parte de ambos colectivos (bueno, puede que no sea tan fácil). Ponerse en el lugar del otro, pensar que además de nosotros mismos hay más personas que tienen el derecho de poder transitar y utilizar el lugar por el que yo estoy practicando el deporte que más me gusta.
De este modo nos evitaríamos encontronazos incómodos, accidentes que pueden a llegar a ser muy dolorosos, enfrentamientos, insultos y situaciones que dicen mucho de lo poco solidarios que somos en ocasiones con nuestros semejantes. ¿Qué nos cuesta no ocupar todo el ancho de un camino? ¿Qué os cuesta no creeros ‘Peto’ Sagan y no ir a todo lo que dan vuestras piernas poniendo en riesgo a peatones? ¿Por qué no pensar un poco en los demás? Al fin y al cabo somos deportistas todos (o casi deportistas) que disfrutan de una pasión, distinta una de la otra pero pasión al fin y al cabo.
Respetemos y seremos respetados. No podemos pensar en que el respeto y la comprensión hacia uno va en una sola dirección. Hay que poner de nuestra parte primero para que los ‘otros’ pongan de la suya. Estoy convencido de que hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan así que hagamos un esfuerzo por convivir sin malas caras, aspavientos e insultos. Es mejor levantar la mano, saludarnos y sonreír a otra persona que como tú, disfruta de un deporte (sea cual sea).
Así que os pongo deberes para este verano, ya seas corredor o ciclista, saluda cuando te cruces con uno u otro, seguro que una sonrisa no te costará nada y hará que te sientas mucho mejor. Dejemos de vernos como enemigos, somos compañeros y como tal deberíamos comportarnos.