Los Juegos Olímpicos de Río 2016 nos dejaron historias de superación increíbles con alguns atletas que habían tenido que sufrir duro para llegar hasta ahí. Sin embargo, en los Juegos Paralímpicos que se celebran actualmente, una de estas historias tiene nombre propio: Marieke Vervoot.
La atleta belga, de 37 años, sufre desde los 14 años una dolencia degenerativa incurable en la columna vertebral, lo que le impide caminar, le genera dolores y le ha postrado en una silla de ruedas desde entonces. Además, su visión está reducida al 20%.
Sin embargo, Marieke tiene algo desde hace una semanas que le hace feliz. Todo lo feliz que le puede hacer a una persona en sus circunstancias tener un papel firmado por tres médicos autorizándole la eutanasia en su país de origen, Bélgica, donde está permitida para este tipo de casos desde 2002.
Hace unos meses relataba a la perfección a Le Parisien el estado en el que se encontraba: “Todo el mundo me ve feliz y sonriendo con la medalla de oro, pero lo que no ven es el lado oscuro que hay detrás. Sufro, y muchas veces solo duermo 10 minutos por la noche, así que los Juegos de Río son mi último deseo”, decía.
Y dicho y hecho. Cuando se acaben los Juegos Paralímpicos, Marieke meterá en una maleta las medallas que gane en Río 2016, embarcará en un avión rumbo a Bélgica y allí dirá adiós a una carrera profesional llena de éxitos en los 100 y los 400 metros, unas de las pruebas (sino las únicas) más explosivas que se ven en el Estadio Olímpico.
Para los anales de la historia quedará una trayectoria que la hizo ganar en Londres 2012 dos medallas paraolímpicas, una de oro y la otra de plata, y en 2015 ganarse el primer puesto en el Mundial de Doha, convirtiéndose así en campeona del mundo.