La mayoría de los expertos dicen que el desayuno es positivo para activar nuestro metabolismo de cara a que esté trabajando todo el día y quemando calorías, por lo que es indispensable mantener siempre una correcta primera comida del día. No obstante, haciendo tres pequeños cambios en los desayunos, pueden servirte para que te vaya mejor en tu objetivo de pérdida de peso.
1.- Di adiós a los cereales
Probablemente hayas estado comiendo cereales desde que ibas al colegio. Era el desayuno habitual: un tazón de leche entera con cereales azucarados y, si caía, un zumo de naranja. Por entonces podía ser buena idea ese tipo de desayuno, sobre todo por la energía que quemabas siendo niño/a, pero, una vez que has crecido, igual conviene cambiar.
Sobre todo porque los cereales son una fuente de hidratos de carbono, la mayoría de los cuales son azúcares, que no te hacen nada bien cuando ya tienes una determinada edad.
¿Qué puedes hacer entonces? Hay multitud de opciones válidas. Quizás la más saludables es reemplazar los hidratos de carbono de los cereales por los hidratos de carbono de las frutas que, al fin y al cabo, son naturales y no procesados. Una opción de desayuno apetecible: un bol de fresas cortadas, con un yogur desnatado y un puñadito de avena.
2.- ¿A qué hora desayunas?
Todos los expertos que hablan sobre nutrición coinciden en que el desayuno es indispensable, que no se puede saltar. Es la primera comida del día y, por tanto, básica en la alimentación diaria. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si la hora a la que desayunas es correcta?
Evidentemente, no es lo mismo desayunar a las 7.30am que a las 12pm (bueno, si es fin de semana lo dejamos pasar, ¿verdad?). Lo ideal es desayunar una media hora después de haberse levantado, por lo que puedes aprovechar esos 30 minutos para darte una ducha o hacer la cama.
El desayuno, asimismo, al igual que la comida o la cena, requiere de su tiempo. No vale desayunar de pie, deprisa y corriendo, o directamente en el coche camino del trabajo. Si vas a hacer el punto 1 de este artículo, tómate tu tiempo para desayunar, si quieres incluso para aprovechar y ver las primeras noticias del día durante ese periodo. Piensa que, después del desayuno, comienza la vorágine, así que disfrútalo.
3.- Ojo con las cantidades
Puede que te levantes hambriento y lo primero que pienses sea atacar la nevera con lo primero que haya. O que, directamente, en vez de hacerte un par de tostadas, prefieras hacerte cuatro y echarle bien de mantequilla y mermelada para saciarte rápida. Cuidado con esto.
Como sabes, lo recomendable es comer cinco veces al día, por lo que es mejor no desayunar mucho y, a media mañana, hacer una pequeña pausa para tomar un pequeño almuerzo que te quite ese run run en el estómago y te lleve hasta la hora de la comida en plenas condiciones.
Por eso, si eres de los que te echas cereales, échate unos pocos menos; si eres de los de tostadas, quédate en un par; y, si eres de los que se va a pasar a las fresas con avena y yogur, usa cinco fresas bien cortaditas.
Controlando las cantidades, eliminando los azúcares complejos y desayunando a una hora decente verás cómo te sentirás mejor y te ayuda en tu objetivo de perder peso. Muy importante, para esto, las cinco comidas diarias y los dos litros de agua diaria que, aunque no te está demostrado que ayude a adelgazar, te harán sentir mejor y con más hidratación.