Hasta ahora sabíamos que padecer obesidad tenía varios efectos negativos sobre nuestro organismo como mayores posibilidades de cáncer, diabetes o problemas de circulación.
Sin embargo, no son estos los únicos problemas que genera este trastorno. A esa larga lista hoy se le añade uno más nada desdeñable: el envejecimiento precoz del sistema nervioso central.
De hecho, según un estudio elaborado por la Universidad de Cambridge, y publicado en la revista Neurobiology of Aging, el cerebro de un obeso presenta características muy semejantes a las de una persona 10 años mayor.
En la investigación participaron 437 personas de entre 20 y 87 años, de las que se analizó cómo estaba conformado su cerebro para valorar los efectos del peso corporal en el envejecimiento cerebral.
Para ello, los científicos tomaron los datos dividiéndolos en dos categorías según el peso de los participantes: delgados y obesos.
Gracias a ello, encontraron una disminución importante de materia blanca en aquellos que padecían sobrepeso en comparación con las personas delgadas de la misma edad.
Posteriormente, dieron un paso más y calcularon el volumen de materia blanca en relación con la edad comparando ambos grupos. El resultado fue que una persona que sufriera sobrepeso con 50 años tenía una masa de sustancia blanca comparable a la de una persona delgada de 60 años, lo que supone una diferencia de la edad cerebral de 10 años.
“Envejeciendo”, explican los investigadores, “el cerebro tiende de manera natural a disminuir, perdiendo en particular aquella que viene definida como sustancia blanca, es decir, fibras nerviosas que conectan las diferentes áreas permitiendo el intercambio de información. Sin embargo, en el cerebro de las personas obesas, la degeneración de estos tejidos es muy superior a aquella provocada normalmente por el envejecimiento”.
Sin embargo, hay esperanza: si tienes 30 años y problemas importantes con tu peso, todavía estás a tiempo de revertir este problema ya que según los investigadores este efecto no se da en todas las fases de la vida, sino que según los datos recogidos surge sobre todo en torno a la mediana edad. En este punto, no obstante, se convierte en dramáticamente evidente.
"El hecho de que sólo encontramos estas diferencias en individuos de mediana edad aumenta la posibilidad de que podamos ser particularmente vulnerables a partir de esa etapa. También es importante averiguar si estos cambios podrían ser reversibles con la pérdida de peso", afirma Paul Fletcher, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge y autor principal del estudio.
Eso sí, a qué se debe esta disminución de materia blanca, y cuáles puede ser sus efectos para la salud, de momento, no está claro.