Habitualmente, cuando una persona es diagnosticada con diabetes tipo 2, los tratamientos van dirigidos a reducir el nivel de glucosa en la sangre mediante la ingesta de pastillas o la administración por vía intravenosa de insulina; sin embargo, unos investigadores ingleses han descubierto un método más eficaz de hacer desaparecer la diabetes: con una dieta radical.
Y cuando decimos radical es radical de verdad. Los investigadores pusieron a las 298 personas con diabetes tipo 2 que participaron en el estudio a ingerir únicamente líquidos durante cinco meses. Las cinco comidas diarias consistían en tantos sobres con unos polvos solubles que aportaban al organismo 200 kilocalorías por ingesta, por lo que al cabo del día solamente habían ingerido unas 1000 kilocalorías.
Estos sobres, además, imitaban el sabor de algunas comidas típicas para que no fuera tan monótono el tener que ingerir únicamente líquidos durante todos esos días.
De todas esas personas, el 48% aún sigue disfrutando, un año después de la finalización del estudio, de los beneficios de haber realizado esa dieta tan estricta, con la desaparición total de los síntomas de la diabetes.
Este porcentaje tan elevado de éxito abre las puertas a nuevos tratamientos, más enfocados en la dieta estricta y no tanto en la medicación, y genera, según los propios investigadores, un “punto de inflexión” en cómo se conocía la diabetes tipo 2 hasta ahora.
Porque, hoy por hoy, aunque estuviera recomendada la dieta y el ejercicio físico para llevar una vida más saludable si se padecía diabetes, no se había caído en que reducir las calorías que se ingerían de manera tan drástica podía tener efectos tan saludables para estas personas.
Concretamente, en el artículo de la BBC donde se dan a conocer también los resultados del estudio, se habla del caso de la británica Isobel Murray, quien antes de comenzar a participar en la muestra de la investigación pesaba 25 kilos más de los que tenía cuando finalizó el estudio.
Esta pérdida de peso tan brutal pero a la vez controlada le ha cambiado la vida, según explica. Y los resultados en cuanto a la diabetes tipo 2 son muy buenos en su caso: consiguió que todas las pruebas saliesen en negativo y sus niveles de azúcar en sangre se estabilizaran, por lo que dejó de tomar la medicación contra la diabetes en pro de continuar con la dieta y realizando ejercicio.
Eso sí, cuando acabó el estudio, los participantes a los que les había funcionado bien la dieta estricta a base de líquidos, pudieron volver a ingerir sólidos, pero siempre sin superar un determinado número de calorías diarias, establecidas en unas 1200.
¿Por qué se produjo esa reacción?
Cuando una persona tiene diabetes tipo 2, la grasa que se sitúa pegada al páncreas causa mucho estrés a las células beta, que son las encargadas de controlar el nivel de azúcar en sangre, por lo que paran la producción de insulina y causa que el nivel de azúcar se dispare.
Lo que hicieron en este estudio, con la dieta tan radical, fue reducir la grasa del cuerpo a la mínima expresión, de tal manera que también desapareciera de la zona del páncreas y, por tanto, las células beta volvieran a trabajar con normalidad y se estabilizara el nivel de azúcar en sangre.
Eso sí, los investigadores avisan: si la grasa vuelve, ergo se vuelve a engordar, la diabetes volverá por sus fueros, por lo que el control del peso en esos casos se hace crucial si no se quiere volver a la medicación.