Todo tu esfuerzo, al garete en un par de horas de la cena de Nochebuena y otras tantas de la comida de Navidad, que, aunque se haga con los restos de la del 24, siempre suele ir bien cargada también.
Pero, para salvarte y para que no acabes con un gran empacho, te damos unos sencillos consejos para evitar la sensación de haberte comido un jabalí de los de Obelix y no poder hacer bien la digestión:
1.- No te dejes llevar por el ansia: sí, no podrás ver el mantel de la mesa porque esta estará hasta arriba de platos con ricos canapés. Nuestro consejo: no hace falta que los pruebes todos, ni tan siquiera que te acabes los platos cuando tu cuñado ya esté saciado. Frena tus impulsos, lo agradecerás al finalizar la noche.
2.- El postre, lo primero: no te hablamos del postre de turrones, polvorones y mazapanes, no. Te hablamos de que, antes de la cena, te tomes unas frutas: una mandarina, un plátano, o una pera puede estar bien. Así, cuando empiece el banquete, no tendrás tanta hambre.
3.- Agua, en lugar de alcohol: tomar vino está muy bien, e incluso puede ser saludable para tu organismo, pero todos sabemos que esa noche no vas a beber solo una copa. Si es así, perfecto. En caso contrario ¿por qué no cambias el alcohol y las bebidas con gas por un rico vaso de agua? Prueba a ponerle sabores. Lo más trendy es echarle cardamomo.
4.- Cuidado con el turrón: si ya has llegado al final de la cena y has seguido nuestros consejos para seguir bien, no te comas todos los turrones que pongan en la mesa. Si te gustan, prueba un poco de cada, pero no es necesario que los extermines. Deja algo para los demás y, de paso, hazte un favor.