La grasa es fundamental en nuestro cuerpo, puesto que nos sirve como almacén de energía, de protección para los órganos o para activar la creación de determinadas hormonas, como pudiste leer aquí. Ahora bien, el color de esta grasa nos va a dar pistas fundamentales para entender nuestro organismo.
Algunos colores de grasa son buenos, entendiendo por esto que son las partes que están disponibles para que el cuerpo utilice como energía. Otros, no obstante, no son tan buenos, ya que es grasa que el cuerpo usa únicamente como almacenamiento, y ahí se encuentran las grasa abdominales, la subcutánea o la visceral, que pueden provocar diabetes tipo 2 o problemas de corazón.
Esta dicotomía de colores ha sido ampliamente estudiada por los científicos para saber por qué el cerebro decide convertir a unas grasas en buenas y a otras en malas, y han encontrado ese “interruptor” que da con la explicación.
En uno de estos estudios, publicado en Cell Metabolism, los científicos explicaban que el cuerpo regulaba el modo por el que la grasa se acumulaba mediante un interruptor que apagaba y encendía la transformación de grasa blanca a grasa marrón en función de la situación.
Este “interruptor” se trataría de unas células especializadas llamadas adipocitos, que serían las encargadas de todo ese movimiento entre un tipo de grasa y otra. Por ejemplo, cuando comes, el cerebro responde con insulina enviando señales a los adipocitos para convertir la grasa en marrón.
Por el lado contrario, si no estás comiendo, los adipocitos son activados para convertir esa grasa marrón en blanca y almacenarla como energía. Esa es la grasa que se acumula en la barriga y en los órganos, y aunque un poco sea positiva para realizar las funciones vitales, demasiada puede ser contraproducente para nuestra salud.
Esta investigación es más importante de lo que parece, ya que los científicos que han trabajado en ella han descubierto que en el caso de las personas con obesidad, una de las cosas que fallan es que las células de adipocitos nunca transforman la grasa en marrón, por lo que, al quedarse siempre en grasa blanca, se acumula en cantidades desorbitadas.
El siguiente paso para los investigadores no es otro que terminar de averiguar cómo revertir el funcionamiento de ese “interruptor” para poder controlar la manera en la que el cuerpo destina una grasa u otra y poder ayudar a las personas con obesidad a llevar una vida mejor y, a las personas con sobrepeso, poder adelgazar y ponerse en forma.