Seguro que más de un aficionado a la danza se ha quedado con la boca abierta al ver las maravillas de las que son capaces algunos bailarines profesionales. Sea cual sea la disciplina que desarrollen, sus giros, sus saltos, su elasticidad, la plasticidad de los movimientos y la musicalidad los convierten en seres especiales.
Más allá de la admiración que puedan provocarnos, está comprobado que los cuerpos de los bailarines poseen unas características distintivas que los convierten en únicos. Sigue leyendo y descubre cinco cosas increíbles de las que sólo los bailarines profesionales pueden presumir.
Equilibrio
Seguro que más de una vez te has preguntado cómo lo hacen los bailarines para quedarse durante segundos en posiciones imposibles, o cómo pueden girar hasta seis, siete u otro veces seguidas. El secreto está en que la repetición y el ensayo de determinados movimientos hace que se anulen las señales de su oído interno, lo que se traduce en mejor equilibrio y ausencia de miedo a caer.
Facultativos del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia corroboraron recientemente a través de un estudio con bailarines profesionales que éstos tardan más que la población general en iniciar un movimiento (tiempo de reacción) y lo ejecutan de forma más lenta (velocidad de movimiento), pero pueden conseguir un mayor desplazamiento (punto máximo de excursión final) y con más precisión (control direccional). Sus reflejos oculares también son más rápidos, lo que permite que puedan corregir una posición o un desequilibrio en mucho menos tiempo que cualquier otra persona.
Memoria muscular
Otro punto fuerte de los bailarines es la memoria muscular, o lo que es lo mismo, una singularidad que les permite seguir entrenando sus músculos y sus posiciones aunque no están bailando, incluso lesionados. Patrick Haggard, del Instituto de Neurociencia cognitiva del University College de Londres midió la actividad cerebral de los bailarines de ballet utilizando escáneres cerebrales, observando que los bailarines tienen mejor "propiocepción" que el resto. Sus señales cerebrales son de una calidad muy alta y su capacidad para saber con precisión dónde están sus cuerpos en el espacio es extremadamente fina. Eso que llamamos propiocepción les permite recibir señales sobre la longitud de sus músculos, el ángulo de cada articulación y su desarrollo en el espacio.
Inteligencia
Es evidente que la inteligencia no es algo que se pueda medir con números, pero el trabajo desarrollado por Howard Gardner afirma que los seres humanos tenemos más de una inteligencia, en concreto, siete. A través de su teoría de las inteligencias múltiples, el psicólogo nos estaría hablando de inteligencia lingüística, lógica-matemática, corporal y cinética, visual y espacial, musical, interpersonal e intrapersonal. De esta forma concluiríamos que la gente que baila desarrolla, como mínimo, cuatro de ellas.
Atractivo físico
Los bailarines tienen un atractivo especial que los convierte, a menudo, en objetos de deseo. Cuerpos cuidados, movimientos elegantes, elasticidad y sensualidad tienen mucho que ver pero no son los únicos motivos. Geoffrey Miller, psicólogo evolutivo de la Universidad de Nuevo México, desveló a través de varios estudios que antropológicamente está demostrado que las danzas y los cantos rituales han estado vinculados con la elección de pareja sexual. Ejemplares que destacaban en estas artes tenían más posibilidades de emparejarse al ser símbolo de fuerza, salud, buena forma física y coordinación.
Cerebros jóvenes
Y por si fuera poco, bailar activa el cerebro y, sobre todo, lo mantiene joven ayudando a potenciar la memoria y a mantener activas las conexiones neuronales. Científicos del Albert Einstein Collage of Medicine de Nueva York, Estados Unidos, publicaron un estudio que relaciona la práctica habitual de ciertas actividades con la agudeza cerebral en personas de la tercera edad, y la conclusión fue que bailar reduce hasta en un 76% el riesgo de demencia o de Alzhéimer incluso por delante de la lectura o los crucigramas.