El dolor de huesos es más normal en personas mayores de 65 años. “Pues no me queda ni nada”, pensarás. Atento porque la cosa también va contigo. Como dice el refranero español, más vale prevenir que curar así que procura dejar de ignorar las señales de auxilio que tu cuerpo te lleva mandando un tiempo, pero tú pasas.
Nada de carraspeos, dolores de lumbago o descamación de la piel a medida que envejecemos, que también. En concreto hablamos de tres signos que podrían denotar que tus huesos pueden estar pasándolo mal.
Está bien que sigas las recomendaciones habituales para cuidar tus huesos: tomar calcio, tener una buena alimentación, hacer ejercicio o enterarte de si tienes antecedentes de osteoporosis en tu familia. Pero no todas las señales son tan evidentes. Si te ocurre alguna de estas tres casi mejor toma precauciones porque tu esqueleto está en problemas:
1.- Uñas que se rompen con facilidad. Parece que las uñas son una parte del cuerpo que no tiene que ver con el resto.
Nos gusta cuidarlas y la preocupación de que se te rompa una no deja de ser un problema más superficial –de esos que se enganchan a jerséis y prendas de lana– que algo serio. No te equivoques. Si tus uñas se rompen con facilidad puede estar relacionado con que tus huesos sean frágiles.
La falta de colágeno, una proteína de fortalecimiento en las uñas, está atado también a la falta de colágeno en tus huesos. Lo mismo pasa con las uñas débiles, son una clara señal de que tu cuerpo carece de herramientas suficientes para construir los huesos. Nada de esmaltes para fortalecer. La solución puede ser tan simple como incluir algunos alimentos a tu dieta como lácteos o verduras.
2. Inexplicables dolores de encías. Si de aquí a un tiempo tus encías están debilitadas e incluso percibes que se están desplazando, es probable que tengas problemas en los huesos.
Igual que el resto del cuerpo, la mandíbula también sirve de sujeción, en este caso de los dientes. Si se debilitan las encías pueden separarse de los dientes... ¡Arg!
Lo mejor para evitarlo es consultarlo con tu dentista ya que podrías tener antecedentes de osteoporosis o simplemente una notable deficiencia de calcio.
3. Articulaciones que no funcionan. ¿Eres de los que te cuesta desde levantarte del sofá hasta girar una manilla? Que tus articulaciones no funcionen correctamente es la señal más común de tener problemas en los huesos.
Hay estudios que demuestran que la fuerza del cuerpo está relacionada con la densidad ósea de antebrazos, columna vertebral o cadera. Las personas que tienen este problema tienden a ser más frágiles y tener menos fuerza muscular y equilibrio.
No hay que rendirse, siempre hay tiempo para fortalecer el músculo y mejorar el equilibrio. Tampoco hace falta que ahora te rompas en dos convirtiéndote en el deportista del año, pero sí sería conveniente que te pongas a trabajar con un entrenador personal para que te asesore en todo momento para que el remedio no sea peor que la enfermedad –nunca mejor dicho– y termines por lastimarte.
Técnicas como el yoga o el tai-chi también ayudan a mejorar el equilibrio desarrollando la fuerza del cuerpo. Por si no te convencía probarlas, deberías saber que estas artes marciales reúnen flexibilidad, amplitud de movimiento y reflejos. Es más, se ha demostrado que las personas que practican alguna de estas disciplinas, pueden reducir el riesgo de caídas un 45%.
No te duermas en los laureles ni dejes pasar cualquier síntoma como ‘algo normal’. Vigila las señales que manda tu cuerpo tanto si son evidentes como sino. No hace falta que te obsesiones, pero recuerda que el cuidado de tus huesos es uno de los factores más importantes para mantener el cuerpo sano por muchos, muchos años.