Estás corriendo por el parque con toda tu buena intención. Por fin ha llegado el momento de ponerte en forma. Has tomado la dura decisión de separarte de tu inestimable amigo, el sofá, y salir a hacer un poco de deporte para disfrutar de todas esas ventajas que dicen que tiene.
Sin embargo, cuando apenas has roto a sudar y tus músculos aún no están del todo cansados ¡zas!: dolor en la zona abdominal. ¿Qué ha pasado? ¿Me han apuñalado y no me he dado cuenta? ¿Me ha dado el hombre del mazo? No del todo: la visita ha sido del temido flato.
¿Por qué tengo flato?
No está demostrado al 100% que el flato corresponda a una causa en concreto, si no a la suma de varias causas que te pueden afectar por igual. No obstante, el motivo más común que los especialistas en medicina deportiva han determinado es el de la falta de oxígeno en la zona afectada ¿por qué?
Porque, por un lado, los excesos no son buenos y menos si, después de comerte hasta las migas del mantel decides salir a rodar para quemar todo aquello que has ingerido y no sentirte culpable. Error.
Cuando haces la digestión, el estómago demanda al cerebro flujo sanguíneo para poder mover sus músculos y esto conlleva que se reduzca en otros lugares del organismo. Esto motiva, entre otras cosas, que, después de comer, nos dé sueño o nos quedemos un poco fríos.
Al demandar esa sangre el estómago, unido a que mientras estás corriendo los músculos necesitan nutrirse de sangre oxigenada, se produce un déficit de sangre en la zona del diafragma, que es el músculo principal de la respiración y, por tanto, de oxígeno, lo que produce el temido dolor en forma de puñalada.
A esta causa también se une la falta de entrenamiento que, probablemente, tengas. Además de ser un problema de origen químico también se está estudiando una posible vertiente física; es decir, que el dolor se produzca por el roce de un estómago lleno con la sensible membrana peritoneo.
En cualquiera de los casos, lo que puedes hacer para que no te 'apuñalen' así cuando vayas corriendo por el parque es lo siguiente:
1.- No te pongas hasta arriba de comida si tienes pensado salir a correr. Este es el mejor consejo puesto que, como habrás leído, es la causa fundamental del flato.
2.- Hidrátate, pero tampoco te pases. Bebe agua para mantener a raya tus sales minerales, pero no te claves una botella de litro y medio antes de salir a correr o mientras vayas en carrera. Recuerda: los excesos son siempre malos.
3.- Respiración adecuada: intenta no hacer cambios bruscos en la respiración que llevas cuando estás trotando. Redundará en tu beneficio en múltiples aspectos, también en la prevención del flato.
4.- Si ya te ha dado, no te pongas de los nervios. No pasa nada, no es una puñalada, pero sí una señal de aviso del organismo. Para, respira hondo, recupera el pulso y vuelve a tu ritmo. A veces, apretar en la zona afectada alivia el dolor.
Así que ya sabes, si te da por salir a correr después de uno de los atracones de comida que nos esperan, ten cuidado, el flato te puede estar acechando en cualquier rincón del parque.