"En ocasiones, nos enfrentamos a una lucha interna entre lo que queremos conseguir y lo que nos apetece, haciendo que salir a correr pase de ser una pasión a una obligación", explica Rocío Pomares, psicóloga deportiva.
Nuestro cerebro recibe millones de inputs en sus neuronas, creando miles de pensamientos diarios que influyen en nuestras emociones y, por tanto, en nuestra actitud.
Para bien… y para mal. Pomares explica que el secreto del éxito radica en saber gestionar esos pensamientos porque “el cerebro también se entrena”.
¿Cómo? La psicóloga recomienda crear "hábitos de pensamiento útiles, que nos ayuden a alcanzar las metas que nos proponemos". Y para lograrlo propone cinco tareas previas a calzarnos las zapatillas:
1.- Encuentra tu propósito: Todo entrenamiento sin un motivo carece de sentido. Los seres humanos nos movemos por la motivación, es como la energía que necesita el cuerpo para coger impulso.
Puede que lo que te motivó a salir a correr la primera vez no sea lo misma que ahora. Prueba a poner por escrito cuáles son esos motivos que dan sentido a salir a correr y qué te apasionan de este deporte.
Te ayudará a enfocarte en lo positivo. Además, conocer y encontrar tu propósito te ayudará a sacar tu máximo potencial y encontrarás en ti una energía que, probablemente, aún no sabes que existe.
2.- Elige cómo pensar: Los psicólogos siempre hablamos de una triada básica y muy sencilla por la que se rige nuestro comportamiento. En función de lo que pienses, crearás unas sensaciones y éstas influirán en tu actitud.
Si enfocas tu atención en la parte menos agradable de ir a correr, lo verbalizas y te lo repites una y otra vez, lo normal es que te sientas desmotivado y acabes en el sofá.
Por el contrario, si nos centramos en lo que nos gusta de salir a correr, en la satisfacción que vamos a sentir cuando volvamos y nos repetimos palabras de ánimo, nos resultará mucho más sencillo salir de a entrenar.
A nivel cerebral no es compatible tener ambas conversaciones a la vez así que… ¡La elección la haces tú!
3.- Usa tu imaginación: El cerebro no distingue bien entre lo real y lo imaginado. Somos capaces de recrear sensaciones de forma viva y que nuestra mente las sienta como reales. Trata de revivir momentos de disfrute mientras practicabas el running. Imagina esas sensaciones y ayúdate de ellas para salir a correr.
De igual modo, mientras corres es bueno que, para mantener la concentración te diviertas imaginando. Por ejemplo, cuando te sientas cansado y estés pensando en parar, imagina que alguien va empujándote por la espalda y que correr es más fácil gracias a su impulso. También puedes imaginar que, al correr, te alejas de los problemas, los vas dejando cada vez más....
4.- Busca compañía: El running es cada vez más popular. Seguro que tienes algún amigo que sale a correr. En caso que no lo tengas, busca a través de redes sociales, es muy fácil unirse a un grupo de corredores en tu ciudad.
Ir acompañado además de crearte un compromiso que hace difícil ponerte excusas, es una excelente forma de pasarlo bien y hacer amigos”.
5.- No pain, no gain: En el deporte como en la vida, el que no se sufre no gana. Correr es un deporte sacrificado, en el que compites contigo mismo.
Por eso, enseña valores como el esfuerzo, la superación, la disciplina, el compromiso, el autocontrol… Valores fundamentales para la vida. Cada zancada es un paso más hacia tu éxito personal.
No sólo mejorarás tu autoestima y crearás un hábito de vida saludable, sino que te ayudará a crecer y mejorar como persona.