Claro, que lo primero que debía caracterizar a esos objetivos es que estuvieran en tu mano. Si no te ha tocado la lotería, no eres el jefe en la empresa en que trabajas, no te has hecho rico vendiendo una app o no has sido portada en Time es lo normal: dirán lo que quieran los gurús y ‘coachs’ (vienen a ser lo mismo, los segundos más de moda), pero no se puede conseguir lo que quieras sólo con desearlo. Ni deseándolo mucho y poniendo todo de tu parte. En deporte y fitness especialmente.
Probablemente no has conseguido bajar tu marca en maratón porque no has elegido bien la carrera que debías correr: llana a nivel del mar y con temperatura agradable, además de un ambiente motivador.
Puede que no hayas llevado bien la planificación: te ha podido un exceso de motivación y te has informado con consejos contradictorios. En lugar de seguir un sistema de entrenamiento, has seguido varios.
Puede que te hayas centrado en los ejercicios de complemento, como técnica de carrera y fuerza en gimnasio y lo hayas estado haciendo todo el año, dejando correr de verdad en segundo lugar.
Has hecho demasiado caso al entrenador amateur, al compañero experto y a los foros y revistas, aunque veías que los métodos que recomendaban no te estaban llevando demasiado lejos.
O has pasado a hacer exactamente lo contrario y te has tirado a lo rompedor; vale que cada persona responde a los entrenamientos de manera distinta, pero la base es siempre la misma.
Si quieres escalar octavo grado, correr un 1.500 en menos de cuatro minutos o levantar 170 kilos en press de banca, lo primero es entrenar específicamente lo que deseas y complementar lo que te falta y se te da mal.
Puede que tengas que añadir o quitar algo según tu talento o estado de forma, pero hay pocas ideas revolucionarias que funcionen.
Pero desde luego el mayor problema para conseguir lo que querías son los objetivos poco realistas. Como pretender acabar un ultramaratón en montaña cuando lo más que has hecho es correr media hora por el parque de tu barrio y no tienes tiempo para entrenar ni posibilidad de hacerlo en terreno montañoso.
No sólo es que ponerte algo fuera de tus posibilidades físicas no sólo sea una receta para fracasar: es que puede que requiera una inversión en tiempo y dinero fuera de tu alcance.
Si hay alguien con los pies en la tierra, es el escalador escocés Dave Mc Leod. Su mantra: para conseguir sus objetivos recomienda entrenarlos; si tienes hijos y poco tiempo, hazte un gimnasio en casa; si no tienes espacio, cambia de casa; si no puedes hacerlo porque tu sueldo o trabajo no lo permite, cambia de trabajo, gana más o cambia de objetivos.
Pocos pondrán el cambio de vida como prioridad, sobre todo porque el resultado deportivo no es tan importante como para arriesgarlo todo, empezando por la vida familiar y siguiendo por el trabajo.
En resumen, lo que tampoco has conseguido este año tiene mucho que ver con los objetivos demasiado cerrados y concretos y planes demasiado estrictos, que es exactamente lo que te recomiendan hacer en foros de autoayuda y mejora personal.
Planes adaptables, pasárselo bien, entrenamientos variados y simples y el objetivo sencillo de mejorar y disfrutar llevan a que no haya lamentaciones; es lo que dice el ciclista Ned Overend, quien a sus 61 años sigue ganando competiciones de BTT en categoría absoluta, frente a corredores de élite 40 años más jóvenes.
Como casi siempre en deporte por placer, basta con no hacer demasiado caso a las recetas mágicas y tomárselo con un poco de calma. Dedicar más de un minuto al año a la reflexión y contemplarse en el espejo debería ser pecado con círculo propio en el infierno.