“No bebas tanta agua que vas a criar peces en el estómago”, vendría a ser esa frase del refranero popular en la que se atisba de esa sabiduría, quizás ancestral, de que hasta el agua, en exceso, es mala y puede llegar a producir malestar. No obstante, esa misma frase se equivoca en que si se tiene sed, se debe beber agua, no antes. Otra cosa es que uno no mida esa sensación con la capacidad de su estómago.
La ciencia indica que ese momento en el cuál el hipotálamo nos manda un mensaje para que sintamos sed es el adecuado para beber. A partir de ahí, sólo hay consejos basados en propuestas nada científicas. Así, beber agua de forma casi continua sin sentirse la necesidad de hidratarse es la manera más rápida, y tonta, de llegar a la hiponatremia, esto es alcanzar una concentración de sodio en sangre inferior a la necesaria para que el cuerpo humano pueda funcionar con normalidad. Ese electrolito, junto con el potasio, magnesio y calcio, son los responsables de mantener activos los ciclos eléctricos del cuerpo humano, aquellos que mueven sus músculos.
Famoso y muy comentado es el estudio que se llevó a cabo en el maratón de Boston de 2002. En él, se extrajo sangre a 488 corredores al finalizar la prueba. La sorpresa, más para los corredores que para los científicos que partieron de esa hipótesis, fue que un 13% de los corredores, tenían la sangre sobrehidratada, algunos de forma severa. Además, se daba la circunstancia de que algunos de estos corredores sufrían mareos y tenían dificultad para coordinar movimientos así como para mantener la consciencia.
Conviene recordar que la sobrehidratación, en casos extremos, provocaría un colapso generalizado, y por tanto, la muerte.
Maratonianos y ciclistas mareados y confusos por exceso de agua
Pues bien, lo que se había venido pensando que era fruto de la deshidratación, resultó que era causa de una baja concentración de sodio y una excesiva presencia de agua en la sangre, y por tanto, en el cerebro. Además, tenían un aumento de peso proporcional frente a otros corredores que no estaban sobrehidratados, pues su cuerpo no era capaz de expulsar ese líquido que ya estaba presente en las células de su cuerpo.
Así, contrariamente a lo que la culturilla runner indica, los que mejores marcas hacen en maratón, los que logran sus metas, y los que alcanzan la gloria en el Tour de Francia llegan a la meta algo deshidratados.
Hidratarse con algo más que agua y azúcar
Si bien las primeras bebidas isotónicas se obsesionaron con el azúcar cual Winnie de Poh con la miel, en los últimos tiempos están apareciendo bebidas que tienen como objetivo reponer las sales que los deportistas pierden en los ejercicios prolongados.
No es que digan que contiene sales, es que directamente se está utilizando agua de mar filtrada. Vamos, que sabe salada y sienta de maravilla en los maratones y en la ultradistancia. Es el complemento perfecto al agua. De esa forma no se corre el riesgo de sufrir la temida hiponatremia, pues los niveles de sodio siempre estarán perfectos.