Investigadores de la Universidad de Boston se han puesto a estudiar los efectos del sedentarismo y la falta de ejercicio en general y el resultado te va a dar que pensar.
O igual tampoco te dé mucho que pensar. Según este estudio, las personas que durante la etapa joven de su vida no hicieron prácticamente nada de deporte, a partir de los 40 años sufren una reducción del cerebro a mayor velocidad de lo que le ocurre a una persona que estuvo activa durante su juventud; es decir, su cerebro envejece más rápido que el de otras personas.
Para demostrar este dato, los investigadores realizaron una prueba de esfuerzo en una cinta de correr a 1.583 personas cercanas a los 40 años, midiéndoles parámetros como la frecuencia cardiaca, presión arterial o volumen máximo de oxígeno, todo ello a la vez que monitorizaban sus cerebros mediante técnicas de resonancia magnética.
Pasados 20 años de la primera prueba (sí, esperaron 20 años para realizar el estudio), volvieron a realizársela a las personas que aún permanecían con vida. El resultado que otorgó esta prueba es que las personas que 20 años atrás tenían una presión arterial más alta y una mayor frecuencia cardiaca, 20 años después su cerebro se había reducido a una mayor velocidad comparado con las personas que sí que estaban en forma con 40 años.
De este modo, los investigadores concluyeron que aquellas personas que en una edad temprana de sus vidas realizaron deporte y se mantuvieron en forma, cuando llegaron a una edad adulta cercana a la tercera edad, tenían un cerebro más grande que los que optaron por el sedentarismo.
No obstante, también advirtieron estos investigadores que, al ser un estudio observacional lo único que pueden concluir es que existe una asociación entre ambos parámetros, pero que hacía falta una muestra bastante mayor para llegar a unas conclusiones con más peso empírico.