Esto lo podemos controlar gracias a la etiqueta nutricional de los productos aunque las empresas no siempre nos lo ponen fácil para que entendamos qué estamos comiendo.
A continuación, te damos tres pasos a seguir para entender la etiqueta de los alimentos:
1.-: Tamaño de la porción: Esto equivale a la ración que la industria te recomienda que consumas al no ser que el envase sea individual.
Fíjate en la tabla de valores nutricionales por 100 gramos, o milígramos, para saber cuánto estás consumiendo. Es decir, que si tomamos dos raciones multiplicaremos todo por dos: calorías, grasas, sal, etc.
Sin embargo, si es un producto individual, como un yogur, el etiquetado de dará la información nutricional del envase.
2.-: Lectura de los nutrientes: fijarse solo en las calorías es un gran error que cometemos casi todos. Nos tenemos que fijar en todos los nutrientes. Un consejo: elige productos altos en fibra, vitamina A, vitamina C, calcio, potasio y consume moderadamente aquellos que tangan grasa total, grasas trans (que son las más perjudiciales), grasas saturadas, colesterol y sodio.
3.-: Leer la lista de ingredientes: ten en cuenta que el primer ingrediente que aparece en esta lista es aquel que más contiene ese producto. Consejo: si la lista es interminable seguramente sea un producto altamente procesado.
Para acabar, decirte que aunque en un producto indique que es 100% natural, no tiene porqué serlo ya que no está regulado.
Así que, ya sabes, no te fíes de la primera impresión y lee la carta de presentación de los productos para saber qué es lo que comes.