A menudo, cuando comienzas una dieta que no te ha mandado ningún médico, lo primero que haces es quitarte las “marranadas” que venía comiendo hasta entonces y que te hacían engordar y también los dulces. Error.
Erradicar los dulces de tu vida y de tu dieta significa que se puedan crear adicciones a largo plazo, puesto que ingerir una dosis moderada de azúcar es necesario para la generación de glucosa en el organismo, que es el combustible de los músculos.
Al menos esta es la conclusión a la que llegaron investigadores de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, cuando estudiaron a un grupo de 200 personas en un experimento. La mitad de ellas ingerían una dosis de 600 calorías entre proteínas y carbohidratos, incluyendo chocolate para desayunar; el otro grupo solo ingería 300 calorías en estos conceptos, sin aporte de chocolate alguno.
Con el paso del tiempo, y haciendo un seguimiento de ambos grupos, los investigadores concluyeron que las 100 personas que habían comido chocolate durante el desayuno mientras realizaban el experimento habían perdido, de media, 18 kilos más que los que no habían tomado chocolate en el desayuno.
La explicación a esta increíble paradoja (comer chocolate te ayuda a adelgazar) radica en una hormona llamada grelina, y que es la encargada de controlar los deseos de ingerir azúcar (y otros alimentos) para mantener alimentados a los músculos.
Con la ingesta de una pequeña porción de azúcar en forma de chocolate el desayuno, la grelina, digámoslo de manera coloquial, “se queda tranquila” y, por tanto, no existe más deseo de azúcar a lo largo de todo el día.
Además, al ser ingerida a primera hora de la mañana, el consumidor de esa onza de chocolate (o pieza de tarda) tiene todo el día para quemarla por lo que, a poco que se mueva en el trabajo, mientras estudia, o de camino a un destino, ya quedaría totalmente asumida por el organismo, y no tendría el efecto “nocivo” que si se tomara por la noche justo después de la cena.
El chocolate, por tanto, suma un nuevo ítem a su lista de beneficios para el organismo. Su ingesta se asocia a un menor riesgo de ictus y problemas cardiacos y, además, comerás más chocolate si eres una persona agradable con los demás.
El estudio de Tel Aviv demuestra, una vez más, que las dietas, si se hacen con cabeza, mejor que mejor. Las dietas milagro, así como las dietas disociativas, pueden funcionar a muy corto plazo, pero, al final, se pueden sufrir las consecuencias.