La obesidad es una epidemia que, según datos oficiales, afecta ya a más de 600 millones de personas en el mundo, el doble que en 1980, y que puede provocar, al margen de problemas de movilidad, diabetes de tipo 2, mala regulación del corazón o algunos tipos de cáncer.
No obstante, de siempre hemos escuchado que, para luchar contra la vida sedentaria y contra la obesidad, había que hacer deporte, moverse, ejercitarse, y no quedarse tumbado en el sofá de casa viendo la tele mientras comes un bol de palomitas. Hasta ahora.
Porque un equipo de cardiólogos británicos han determinado que el ejercicio no ayuda a combatir por sí mismo la obesidad.
Sus conclusiones, publicadas en el British Journal of Sports Medicine vienen a decir que los problemas de peso no se pueden combatir únicamente con la práctica deportiva, por mucho que esta sirva para reducir el riesgo de infarto o de problemas neurocognitivos como la demencia.
El artículo científico critica con dureza a las marcas comerciales que venden bebidas y productos repletos de carbohidratos haciendo creer al consumidor que su vida será más feliz si los ingieren, y llama a la responsabilidad social para frenar este tipo de prácticas.
Según este equipo de cardiólogos, la principal fuente de problemas para sufrir obesidad es el alto contenido de azúcar que los británicos, en este caso, ingieren, y apuntan directamente al gobierno de Cameron para poner una tasa a los productos de bebidas azucaradas y prohibir la comida basura.
De este modo, para este equipo de cardiólogos, lo mejor para perder peso de una manera efectiva y luchar contra la obesidad es llevar a cabo una dieta equilibrada basada en el control de los hidratos de carbono y de las calorías que se ingieren acompañada de la práctica deportiva frecuente.