Este hecho provoca que, aparte de ganar unos kilos, nuestras neveras se llenen de productos que no son nada saludables para la dieta que estabas haciendo hasta ahora o para tu intención de comer más sano después de las fiestas.
Para estos casos, lo mejor es seguir a rajatabla una máxima: comida que no tienes, comida que no consumes. Si en tu casa y en tu frigorífico no entran productos “tóxicos” para ti y para tu salud, no los consumirás. Al menos no en casa, otra cosa es lo que hagas fuera de ella, claro.
1.- Mayonesa: este producto, en su vertiente industrial, es uno de los peores enemigos que puedes meter en tu frigorífico. Contiene azúcares, conservantes, una gran cantidad de sal y el aceite utilizado para su elaboración a buen seguro que no es de oliva. Si puedes, evita que la mayonesa entre en tu nevera. Si te gusta su sabor, mejor que te hagas una casera en la que, al menos, sabrás lo que lleva.
2.- Bebidas azucaradas: es un hecho que, cada vez con más fuerza, existe una tendencia a dejar de lado las bebidas azucaradas precisamente por la gran cantidad de azúcares que contiene. Y no solo eso, los acidulantes, colorantes, conservantes y demás ingredientes misteriosos hacen que estas bebidas tengan que tener el acceso prohibido a tu frigorífico.
Y, ojo, porque no hablamos únicamente de las bebidas azucaradas con gas; también las que no tienen gas pueden resultar una tentación demasiado atractiva para tu paladar. El mejor isotónico, el agua.
3.- Pan de molde: tanto si es blanco, como integral, con corteza, sin corteza, de tamaño familiar, unipersonal… El pan de molde no te hace nada bien. Por lo general, suelen estar cocinados con harinas blancas refinadas y eso, a estas alturas, ya sabemos que no es nada bueno.
Si te gusta pan tostado para desayunar, lo mejor es que compres unas barras en el súper, las rebanes, las congeles, y las vayas sacando cada vez que quieras. No hace falta descongelarlas, tan solo con meterlas en la tostadora ya se quedarán crujientes.
4.- Embutidos procesados: conste que no lo decimos únicamente por su inclusión en la lista de posibles productos carcinógenos de la OMS en octubre de 2015, sino porque la gran cantidad de sal que usan para curar los embutidos no es nada buena para ti.
5.- Patatas fritas: sabemos que eres un fiel seguidor de Alberto Chicote y jamás se te ocurriría comprar patatas fritas congeladas para hacerlas después en la freidora con todo el aceitazo ¿verdad?
Bueno, si has caído en las garras de la comodidad ya te puedes ir deshaciendo de ellas. Las patatas fritas, por lo general, te harán engordar (sobre todo si las mezclas con la mayonesa del punto 1). Si no puedes resistirte, lo mejor es que las prepares así, que al menos tienen menos grasa y son más sanas.