La ciencia está continuamente replanteándose las verdades que, por definición, tenemos como ciertas en nuestro día a día. Igual que antes creíamos que el átomo era la partícula más pequeña de la materia y ahora sabemos que, de momento, son los quarks, en el ámbito de la nutrición y el estado de salud pasa algo parecido.
Hasta hace poco se daba por hecho que la mejor manera de saber si una persona estaba sana o no era a través del cálculo de su peso ideal, y esto se hacía a través del Índice de Masa Corporal (IMC).
Para calcularlo, simplemente había que hacer el siguiente cálculo: peso (en kilos) dividido entre la altura en metros cuadrados. Aunque, para ahorrarte el trago de las matemáticas, tienes una calculadora aquí.
Pues bien, en Estados Unidos comenzaron a darle vueltas al asunto y llegaron a una conclusión: si uno de los factores de la fórmula es el peso, una persona que tenga mucha masa muscular podría dar un valor erróneo, y no necesariamente tendría que estar sana o dejar de estarlo por ello. Aportaban unos ejemplos claros.
Usain Bolt, el hombre más rápido del planeta, estaría cerca del sobrepeso, con un IMC de 24.5 estaría cerca del sobrepeso (a partir de 25). Shaquille O´Neal, exjugador de baloncesto, con un índice de 31.6, es, según el IMC, obeso. Kim Kardashian también tendría sobrepeso, con un IMC de 25.4.
Ante esta dispersión de los números con la realidad, en la Universidad de California, Santa Bárbara, comenzaron a estudiar el asunto, y su investigador principal, Jeffrey Hunger, lo tuvo claro: “En la categoría de sobrepeso, el 47% de las personas están realmente sanas, así que usar el IMC para saber si una persona está sana o no es, del todo, incorrecto”, dice.
Para llegar a esta conclusión cruzaron los datos de la Encuesta Nacional de Nutrición de Estados Unidos en la que contrastaron los IMC de las personas con sus niveles de presión sanguínea, azúcar en sangre y colesterol, entre otras.
Y el resultado fue sorprendente: además de redefinir a 54 millones de personas que tenían un IMC de sobrepeso u obesidad y que, sin embargo, están del todo sanas, encontraron que una gran cantidad de personas que tenían un IMC “saludable” tenían problemas reales en cuanto a los niveles de presión arterial, azúcar en sangre, colesterol…
Esto, que en España aún no tendría mucha importancia, obtiene gran relevancia en Estados Unidos, donde los seguros médicos te pueden costar más caros si tienes un IMC superior a 25 ya que, supuestamente, tendrías más riesgos asociados.
Así que, en conclusión, lo que estos investigadores proponen es que para etiquetar a las personas con términos como “saludable”, “sano”, “sobrepeso”, u “obeso” se tengan también en cuenta los niveles de presión arterial, azúcar en sangre y colesterol, entre otros, para tener un espectro más amplio del estado de salud de una persona independientemente de su peso.