¿No quieres engordar? Pues olvídate de la triste infusión con la que te martirizas cada mañana y ponte a desayunar en serio, y es que, la primera comida que hacemos tras una noche de sueño debería aportarnos el 15% de la energía diaria.
Pese a ello, en Europa y Estados Unidos entre 10% y 30% de la población se salta el desayuno y eso pese a que hay estudios que demuestran que existe una correlación directa entre no desayunar y un incremento del Índice de Masa Corporal.
Ahora bien, lo que tampoco puedes hacer es irte al extremo opuesto y ponerte a comer bollos industriales como un loco, te damos las claves para conseguir el desayuno perfecto que te ayude a mantener la báscula a raya.
Primero vamos a ponernos en situación: según un informe titulado “Los españoles en la cocina”, elaborado por la consultora Kantar Worldpanel tras el estudio de los hábitos de consumo de 12.000 hogares, el desayuno típico español sería leche acompañado por pan, galletas o bollería.
¿Te sientes identificado? Pues sentimos decirte estás cayendo en un error ya de buena mañana. En lugar de estos productos deberías optar por cereales integrales o pan integral, y lee la etiqueta con atención ya que es aconsejable que no cuenten con azúcares añadidos.
Una buena opción serían unos copos de avena, ya que según un estudio aquellos que tomaron este cereal todos los días durante seis semanas registraron un descenso en su nivel de colesterol y en el perímetro de su cintura.
Los cereales los puedes acompañar por lácteos (leche, yogur…) ya que así obtendrás proteínas de un alto valor biológico. Por otro lado, te tienes que ir olvidando del zumo del súper, ese que te hace sentir muy sano porque estás tomando fruta en el desayuno: ¡error! Reemplázalo por un zumo natural.
Aunque la mejor opción sería que te tomaras directamente la pieza de fruta entera, además de ser más rápido y así no poder recurrir a la pereza como excusa, consumirás un mayor número de nutrientes y sobre todo de fibra. El kiwi, la manzana o la naranja, con un bajo aporte de calorías, pueden ser una opción saludable.
Si nos decantamos por una tostada de pan integral, en vez de mantequilla, que solo aporta ácidos grasos, en su mayoría saturados, puedes tomar aceite de oliva, que favorecerá tu sistema circulatorio. Asimismo, los frutos secos pueden ser una buena elección para empezar la mañana ya que te aportarán fibra alimentaria y minerales como el calcio, el hierro, el magnesio o el fósforo.
Por último, has de tener en cuenta, que pese a que te cueste el madrugar, siempre será mejor que desayunes tranquilo, tomándote tu tiempo, masticando despacio para que los nutrientes se absorban de modo adecuado.
Y es que, ya lo dice el refrán: desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo. ¿Vas a contradecir la sabiduría popular?