Los niños se enfrentan cada vez más a un modo de vida sedentario, con horarios que les obligan a pasar varias horas sentados en un pupitre. Con el fin de dar la vuelta a esta situación surgió el programa “Read and Ride” (leer y andar en bicicleta) que consiste precisamente en convertir los escritorios en bicicletas estáticas. De esta forma, a la vez que los pequeños ejercitan la mente también entrenan sus músculos.
En EEUU ya hay 30 centros que cuentan con este tipo de pupitres en alguna de sus aulas. Un ejemplo es el colegio Ward Elementary de Winston-Salem, en Carolina del Norte, que lleva cinco años inscrito en este programa.
La dinámica es sencilla, los profesores llevan a sus alumnos a la sala en la que se encuentran este tipo de escritorios y les invitan a que lean mientras pedalean en sesiones que están pensadas para tener una duración de unos 15 minutos. Además, algunas clases del centro cuentan también con una bicicleta extra en la esquina, para aquellos niños más activos que necesiten utilizarla.
Según señalan desde el centro a los medios, cuando se inscribieron al programa, el objetivo original era conseguir que los alumnos quemaran calorías, sin embargo la sorpresa llegó cuando además se comprobó que los pequeños aprendían más deprisa.
La escuela analizó los datos al término de ese año escolar y llegó a la conclusión de que los alumnos que habían estado más tiempo en el programa habían alcanzado en un 83% mayor habilidad lectora, mientras que los que pasaron menos tiempo ‘pedaleando’, sólo tuvieron un 41% de mejora.
A una conclusión similar llegaron en el país vecino. En la ciudad de Laval, en Canadá, un maestro de primaria de la escuela Des Cèdres, Mario Leroux, decidió diseñar un pupitre con pedales con el fin de intentar ‘cansar’ a aquellos niños que padecían síndrome de déficit de atención (TDA).
Según explica Leroux a “Le Journal de Montréal”: “Uno de los mayores problemas de los colegios son los niños hiperactivos. Son estudiantes que siempre necesitan estar en movimiento, así que se me ocurrió que con este invento podrían hacer como si estuvieran en una bicicleta y a la vez, atender al profesor y no molestar al resto de la clase”.
De este modo, el maestro realizó un dibujo de esta mesa que envió a una empresa de Estados Unidos que la construyó. La escuela compró cuatro de estos pupitres que están dando, según los profesores, un gran resultado. “Los niños se suben al pupitre y pedalean 15 minutos sin parar. Después parecen mucho más relajados. Atienden mejor y no perturban la dinámica de la clase”, señalan.