Si has llevado todo a rajatabla, no te has saltado ni un entrenamiento, ni te has permitido un simple dulce, entonces, ¿por qué sigues teniendo barriga? Vale, el abdomen parece que ya se marca, pero si me pongo una camisa, los últimos botones parece que van a estallar.
¿Tendré que seguir matándome a abdominales? Sí y no. Sí tienes que seguir haciendo abdominales y no, no hace falta que te mates. Más bien, la pregunta que deberías hacerte es ¿Estoy haciendo los ejercicios correctos?
Vayamos por partes. El abdomen no es sólo un músculo. Muchas veces pensamos que este músculo es únicamente la tableta, que es la que más se ve y la que todo el mundo envidia. Pero nada más lejos de la realidad.
El abdomen está formado por tres partes, la tableta (recto abdominal), los oblicuos (esas dos rayas que se marcan en los laterales debajo del obligo que hace que los vaqueros queden como en las revistas), y el transverso (que está debajo de los anteriores).
Y ahí quería yo llegar. Poca gente conoce la importancia del transverso, y ni mucho menos la función que tiene.
Esta parte del abdomen hace de faja (sí como la de las abuelas) sujetando todas las vísceras. Es decir, si no tenemos bien entrenado este músculo, todo lo que queda detrás de él caerá hacia adelante.
Por esa razón, por mucho que nos machaquemos a abdominales, si no trabajamos el transverso, es más que probable que sigamos notando cómo la barriga no está lisa.
¿Qué cómo podemos trabajar el transverso? Bien, lo primero es saber qué se siente cuando se trabaja, para saber si lo estamos entrenando de la manera correcta.
Para ello, mete la tripa todo lo que puedas, y durante el máximo tiempo posible. ¿Notas cómo quema? Pues eso que quema por dentro es el querido transverso.
Entonces tenemos varias opciones:
1.- Hacer ejercicios que pidan mantener la tripa metida (sobre todo las famosas tablas).
2.- Meter la tripa con todas nuestras fuerzas cuando hacemos los ejercicios tradicionales de abdomen.
Pero hay otra opción que, aunque podría extenderme mucho más, voy a intentar resumir, Se trata de los hipopresivos.
Este tipo de “abdominales” siguen una rutina de posturas específicas, donde lo que se logra a través de una apnea (dejar de respirar), es crear un vacío en la caja abdominal, estimulando las fibras átonas (es decir, las que se mantienen contraídas sin tener que hacerlo nosotros voluntariamente).
Con este entrenamiento (es imprescindible hacerlo con un profesional adecuadamente formado en hipopresivos), el transverso, entre otros, estará trabajando para poder sujetar las vísceras sin que tengas que hacer ningún esfuerzo.
Así que, si lo combinas con un entrenamiento tradicional, notarás cómo esa barriga cada vez va teniendo menos volumen.