Muchas personas están convencidas de que para adelgazar y estar en forma hay que sufrir. Y esta tortura incluye, cómo no, que nuestro cuerpo emane litros de sudoración. ¡Claro! Esa es la señal de que te has esforzado en tus ejercicios y estás realmente quemando calorías. ¿O no?
En ocasiones nos encontramos practicando una misma actividad deportiva, y mientras nuestros compañeros no sudan ni una gota nosotros estamos empapaditos. No nos volvamos locos: esto no significa ni que tú te hayas esforzado el doble ni que estés en peores condiciones que los demás.
El sudor no es un indicador de lo productivo y útil que ha sido un entrenamiento, es una respuesta de tu cuerpo para evitar sobrecalentarse. Nuestra temperatura ideal es de unos 36-37ºC, -dependiendo del tamaño, peso y complexión, entre otras cosas- y cuando ésta aumenta el cerebro trata de bajarla a través del sudor. A medida que éste se evapora de la piel nos enfriamos y recuperamos la temperatura corporal.
Siempre que hacemos ejercicio nuestro cuerpo se calienta, pero, como habrás comprobado, hay personas que tras estar corriendo una hora gotean por todos los poros mientras que otras parece que acaban de salir de casa. Y tan panchos.
La cantidad de sudor, lo que se conoce como la tasa de sudor, está determinada por una serie de factores, como la temperatura, la humedad y, también, nuestro estado físico. En general, empezamos a sudar cuando iniciamos nuestro entrenamiento porque el cuerpo pone en marcha el sistema de termorregulación para no calentarse de más.
Pero cada persona es un mundo y no todos comenzamos a chorrear a los pocos minutos de estar clase de cardio box como no todos nos mantenemos secos y frescos tras 45 minutos de spinning.
¿A más sudor más calorías quemadas?
Claramente, la respuesta es no. Empapar la camiseta no siempre se relaciona con las calorías quemadas o lo duro que hayas trabajado. El peso que pierdes es de agua no de grasa, por lo que relacionar la cantidad de sudor emanado con el peso perdido no tiene demasiado sentido. Una vez que te rehidrates, esos gramos de menos volverán.
A diferencia de lo que comúnmente se piensa, el sudor no contiene una gran cantidad de toxinas. Está formado principalmente por agua, pequeñas cantidades de sales minerales y otras sustancias químicas como amoníaco, urea y azúcar. Vamos, que sudar a mares no tiene por qué estar directamente relacionado con que estés adelgazando.
En un estudio elaborado en la Universidad Estatal de Colorado, los investigadores encontraron que en una clase de 90 minutos de Bikram los hombres quemaban alrededor de 460 calorías y las mujeres una media de 330. Y eso que habían sudado muchísimo. Ahí está el asunto: este tipo de ejercicio conocido como 'Yoga Caliente', se practica en unas salas aclimatadas a unos 35-40 ºC con el objetivo de mejorar la flexibilidad muscular, no de aumentar la quema de calorías. Aunque sudes mucho más que en una clase típica yoga, la quema de calorías es menor porque recuperas el líquido transpirado al poco tiempo.
No te centres en sudar y si tu objetivo es perder peso trata de practicar ejercicios aeróbicos o de subir la intensidad de tu deporte preferido. Piensa en la cantidad de sudor como una especie de guía para saber si estás mejorando tu resistencia, pero teniendo siempre en cuenta que no tienes que transpirar como los demás ni los demás como tú.
Y por supuesto, sudes mucho o poco, recuerda que siempre debes mantenerte hidratado. De verdad, quedarte seco del todo no adelgaza y es más peligroso de lo que imaginas.