Yoga, ese retiro espiritual y físico al que muchas personas han confiado su mente y su cuerpo. No solo buscan mejorar su silueta (dado que sus ejercicios, aunque parecen simples, necesitan de una gran forma física), sino que ansían encontrar ese espacio de paz y tranquilidad en medio de una vida llena de reuniones, citas, taxis, metros y algún que otro día libre para darnos cuenta de que no somos dueños de nuestras propias vidas.
Una esterilla y encontrar algún gimnasio cercano a casa es a lo que recurre la mayoría de la gente que vive en grandes ciudades (e incluso en pequeñas). Aunque cada vez se pueden encontrar más grupos que se reúnen los fines de semana para practicar yoga en parques o realizar excursiones, los llamados yoguis deben resignarse a relajarse entre las cuatro paredes que los separan de la sala de musculación. Así me diréis quién va a ser capaz de concentrarse. Y ya ni os cuento cuando empieza a sonar por cuarta vez consecutiva la canción ‘Despacito’ en la clase de zumba que tiene lugar a la misma hora.
Pero, ¿qué pasaría si los paisajes y sonidos más relajantes que conoces se colaran en esas cuatro paredes? Eso fue lo que pensó Steven Metz, el creador del concepto Yogaspace y propietario de Earth’s Power Yoga en Los Ángeles. ¿En qué consiste una clase de Yogaspace? Tras viajar por el mundo, Steven quiso seguir experimentando esa sensación de libertad y serenidad que le daban los sonidos y paisajes que visitaba. Así pues, no se lo pensó dos veces y los proyectó en las paredes de su estudio.
De esta manera, podemos practicar yoga ante un cielo plagado de estrellas, a plena luz del día en un paraje exótico, en un escenario psicodélico que nos ayude a evadirnos del estrés del día a día. “Lo que nos rodea tiene un gran impacto sobre nosotros y por eso diseñé estas clases que nos ayudan a encontrarnos y a relajarnos”. Algo que, si eres fan del spinning, te sonará mucho. No olvidemos que en algunos centros deportivos españoles hay clases especiales de spinning donde te estimulan proyectando imágenes en una pantalla y con música tan alta y marchosa como en cualquier discoteca que se precie.
De Los Ángeles a Nueva York pasando por Londres
Pero no solo en la costa más soleada de Estados Unidos encontramos esta tendencia. En la ciudad de los rascacielos vamos un paso más allá con Deep Beats/Deep House Yoga. Esto no es una clase de yoga al uso es practicarlo como si estuvieses en un club nocturno bajo la batuta de un Dj. Solo tienes que meterte en su página web, ver dónde y cuándo es el próximo evento y sacar tu entrada. ¡Como un concierto!
De hecho, su lema es ‘Shake your Asana!’. Toda una declaración de intenciones, dado que mezclan los sonidos de la más pura música House del momento con las posturas de yoga. Increíble, pero cierto.
Y a medio camino entre estas dos propuestas se encuentra Sweat & Sound en plena capital inglesa. En este centro de fitness londinense apuestan por llevar las clases de yoga a lugares tan llamativos como una iglesia hasta donde desplazan a músicos que tocan en directo.
¿Cómo funciona? En su caso, este método tiene algo de elitista. Si quieres ser uno de ellos, debes rellenar un formulario de registro y solo así podrás acceder a sus listas de eventos.
Pero si algo tienen estas tres experiencias en común es que no son baratas. ¿El motivo? No existen packs mensuales, debes ir comprando las sesiones una a una. Así que, avisados quedáis, practicar yoga multisensorial puede que arruine tu economía. Aunque tal vez encuentres la felicidad absoluta. Nunca se sabe.