Probablemente, si buscamos en la hemeroteca, de Holanda se podrán decir muchas cosas malas en cuanto a sus políticos, sus políticas o, por qué no, su victoria en el Mundial de Brasil a España. Sin embargo, es de recibo darle al césar lo que es del césar y, en este caso, Holanda es uno de esos países que se preocupan y fomentan el uso de las energías limpias y renovables.
Un claro ejemplo de esta apuesta que están llevando a cabo los holandeses mientras que otros países de la Unión Europea reducen las ayudas a las energías renovables es la reciente instalación del primer carril bici solar llamado Sola Road.
Únicamente se ha instalado un experimento piloto en la ciudad de Krommenie, de unos 70 metros de largo y 2,5 de ancho, fabricados con hormigón y recubiertos de paneles solares de vidrio templado antideslizante para evitar los accidentes.
Con esta distancia se prevé que se pueda recoger la suficiente energía como para surtir a una vivienda, por lo que el objetivo a medio y largo plazo es convertir todas las ciclo vías del país en este tipo de carriles bici.
Por el momento, la energía que genera se está recogiendo se introduce directamente a la red eléctrica, pero se espera que en un futuro no muy lejano también pueda servir para recargar las baterías de los coches o las bicis eléctricas.
En este sentido, no hubiera estado de más que también hubieran tenido en cuenta la energía que pueden producir las propias ruedas de las bicicletas o de los coches sobre una superficie adecuada (energía cinética) para que la generación limpia de energía ya fuera total.
El proyecto, no obstante, ha costado tres millones de euros en investigación y desarrollo, dinero que parece no haberle importado demasiado al ministro de Economía holandés, Henk Kamp, quien ha afirmado que esperan tener pronto muchos más kilómetros de este proyecto porque, su idea, es que Holanda apueste fuerte por las energías limpias relacionadas con la bici.