"Hoy, en mi sesión de running, voy a hacer fartlek", habremos dicho en alguna que otra ocasión. No obstante, si hubiéramos manifestado que "cuando salga a correr haré cambios de ritmo controlados", los no iniciados nos hubieran entendido mejor; también los runners avezados. Perdón, corredores… E hubiéramos hablado con mayor propiedad y de forma más correcta.
De un tiempo a esta parte, la gente ha dejado de correr para hacer running. Ni rastro queda de aquella palabra, jogging, la cual, en ocasiones, iba acompañada del walkman. Eran los ochenta, sí, pero el español medio ya tenía un cierto complejo de inferioridad, que en realidad parece histórico, y que otros países de nuestro alrededor no tienen. La cosa está en parecer, más que en ser.
Hace unos años me sorprendió saber que los franceses decían "Niqué" cuando nombraban a Nike. En España, en cambio, llevamos toda la vida diciendo "Naik", demostrando esa falta de identidad y queriendo aparentar un nosequé, cuando el nombre de esa diosa de la Victoria es Niké y los creadores de la marca, en EEUU, al igual que los estadounidenses, la pronuncian "Naiquí".
Que si el 'upper' de las zapatillas, que si el 'drop', que si los shorts… evitando decir parte de arriba, inclinación o caída, pantalones cortos... puede que con miedo a que alguien nos pueda señalar con el dedo y reírse de nosotros por nuestro... ¡Buen hacer en español!
La gente habla de modas. Algunos creen que esta tontería pasará, y que los corredores volveremos a correr y a practicar la carrera a pie. Mi sensación es que no, pues para ello deberíamos acabar con esos complejos de hace siglos, y hacer frente a la cantidad de millones invertidos en el marketing por las marcas deportivas, que no hacen otra cosa, la mayoría de las veces, de dar a la gente lo que pide. Otras, es cierto, generan necesidades. No es el caso, mucho más próximo a lo primero.
Por mucho que se revuelvan en la Real Academia de la Lengua o en la Fundación del Español Urgente al escucharnos y leernos en las redes sociales decir 'running o runner', y nos lancen collejas metafóricas desde la distancia, la cosa pinta mal para lo que hoy es el español académico.
Una pena ¿Qué no? La cosa es que si intentáis estar una semana sin decir esas palabras, lo tendréis difícil. Otra: contad la cantidad de veces que las dice la gente a vuestro alrededor y luego hablamos… o chateamos.