“Papás, voy a correr un maratón”. Silencio. Juego de miradas entre ellos y una respuesta: Ni hablar. Quieres hacerlo, tienes confianza en ti mismo, pero sabes que el camino hasta correr esos 42,195 kilómetros no va a ser fácil. Vas a correr un maratón pero estate seguro que tu familia parecerá que también correrá esta distancia contigo.
Tu primer maratón
Si es tu primer maratón y vives en casa de tus padres prepárate para escuchar frases como: “¿Qué necesidad tienes de correr tantos kilómetros?”, “Llegas tardísimo a casa, ¿te vas ir ahora a entrenar?”, “¿Qué es lo que dices que tengo que comprar en el supermercado?”, “Quédate mirando la tele y no te vayas, que hace mucho frío”, “¿Y si te pasa algo?”
Pero pese a estas frases repetidas, con el paso de las semanas y los meses consigues que el menú de casa gire entorno a tu dieta, que ya te pregunten a qué hora tienes previsto salir a entrenar y que esa fecha que tienes marcada a fuego en tu calendario, la del día de tu maratón, también forme parte del suyo. La rutina de tu entorno girará en torno a tu reto.
En el caso de que vivas con tu pareja, ¡organizaos como podáis! Repetidas lavadoras de ropa de correr y jornadas largas… ¿quién se ocupa de limpiar o de cocinar?
Fundamental, la organización. Igual él o ella descubre su lado más cocinillas... Llegarás tarde a casa de entrenar y ya se habrá encargado de arreglárselas para tener lista la cena o incluso el táper con la comida del día siguiente.
Llega el día, la fecha con la que pensabas cada día que te levantabas de la cama. Organizas a toda tu familia y amigos para que vayan a verte y no solo eso, ya te has encargado de distribuirlos a lo largo de todo el trayecto de la carrera para que no te falte de nada, agua, isotónico, geles… pero estate seguro, que ellos ya se las arreglarán para intentar verte en el mayor número de kilómetros posible. Un maratón siempre está lleno de sorpresas y las buenas siempre son bien recibidas.
Cuando cruces esa línea de meta soñada, ellos estarán ahí, no lo dudes pero puede que te digan: “Hijo, hija, no vuelvas a correr un maratón”.
Repites ¡maratoniano!
Tras tu primer maratón, llega el día que te planteas volver a recorrer esa distancia. Si en tu primera experiencia no le tenías excesivo respeto, esta vez te pensarás dos veces antes de decir: Sí, voy a correr los 42, 195 kilómetros, incluso igual te vuelves más exquisito a la hora de escoger fecha y destino.
¿Te quedas en casa, corres en otra ciudad o traspasas fronteras? Preguntas que igual en tu primera maratón ni te hubieses planteado, el objetivo era solo terminarla cerca de los tuyos.
Entonces llega ese momento, el día en que te plantas delante de tus padres y les vuelves a comunicar la noticia: Papás, voy a correr otra maratón. Si te has visto en esa situación tu solo sabes cuál es la respuesta y si no ha sido así ¡prepárate!