Salir a entrenar, darle y darle a la zapatilla. Si eres de los que eres consciente de que si contaras a tu entorno todo lo que haces para lograr salir a correr y no saltarte un entreno, ellos te responderían: Algún día te cogerá una pájara. Lee esto, igual te sientes identificado.
Primero matizaré el término pájara. Las causas de “Pillar una pájara” varían en función del tipo de entrenamiento y las condiciones climatológicas también tienen mucho que ver.
La más común es la que se produce cuando se agotan las reservas de glucógeno del organismo y los músculos se quedan sin su principal fuente de energía. Pero este artículo no va de “pájaras” físicas, sino más bien de las mentales, las que maquinamos en nuestras cabezas con tal de hacer malabarismos para no saltarnos nuestro entreno, a ese tipo de “pájaras” me refiero.
Algunas “pájaras mentales” de runners
¿Cómo he llegado a definir esta lista de “pájaras mentales”? Os confesaré que solo he tenido que recordar conversaciones entre amigos corredores, si esas que se hacen cuando se termina un entreno con un almuerzo bien merecido entre manos.
Os hablo de esas conversaciones entre risas y de las que luego concluimos diciendo: hacemos locuras, sí, pero y ¿lo felices que somos? (importante, siempre con cabeza). Así que, aquí van:
1.- ¡Duermes mucho!: “¿Todavía sigues durmiendo?”. Cierto, puede que sean las 12:00 PM y estés en la cama, pero no dirás que te has levantado a las 6:00 AM para salir a entrenar. (Ahora en verano y con tiempo libre, puede que te sea más familiar).
2.- Si… hoy he entrenado: No solo te basta con pegarte el madrugón para ir a entrenar, sino que a veces entrenas dos veces al día. ¿Cuál de los dos entrenos omites?
3.- Despiértate para desayunar: Si tienes entreno el fin de semana, es razonable que te pongas el despertador para levantarte temprano. Pero si no es así y es tu día de descanso, ¿cómo vas a romper los horarios de tu dieta? Come lo que te toque y a dormir.
4.- ¡Estaba diluviando! Situaciones en las que estás con los amigos y empieza a diluviar. Tú ya les habías avisado de que pensabas ir a entrenar. La pregunta: “¿No te irás a correr con este diluvio, no?”. Tu respuesta: No… ya lo dejaré para mañana. ¿Seguro?
5.- Correr lesionado: Te duele, pero tienes que correr. Ya tenías el dorsal o habías quedado para hacer esa salida, ¡no te puedes quedar en casa! No serás tú el que digas que todavía sigues lesionado, de hecho si te preguntan dirás que apenas te duele. ¿Te acuerdas cómo terminaste? Eso sí, el sufrimiento lo llevas por dentro.
Si te sientes algo identificado con alguna de estas situaciones e incluso en verano con el calor, no te saltas ni uno de tus entrenos ¡no pasa nada!
¿No dicen que esto es cosa de runners? (no hace falta contarlo todo). Sal a correr sí, pero que tus “pájaras” (locuras mentales) no se conviertan en pájaras físicas. Y si después de hacer todo lo que haces, todavía no te ha entrado una, intenta que tus locuras sean con cabeza.