Mientras el consejo más cacareado para los corredores durante los últimos 40 años ha sido la necesidad de ‘comprarse unas buenas zapatillas para evitar lesiones’, cada vez son más los estudios que indican que las zapatillas no previenen lesiones.
Pero es que lo primero no está reñido con lo segundo ¿O sí? El truco está en saber lo que es un buen calzado para correr. Raúl Horche, experto en biomecánica, nos da su visión al respecto, en una interesante y disruptiva charla.
“El pie debe ser capaz tanto de pronar como de supinar. Los dedos deben tener una alta movilidad, estar bien estirados y tener un espacio óptimo entre ellos. La correcta movilidad del mediopié permitirá una pisada mucho más equilibrada y eficiente. Por eso las zapatillas de correr no deberían tener plantillas y tener zero-drop. Y deberían ser flexibles para permitir la mayor propiocepción posible a la vez que protegen la planta del pie”, explica Horche, rehabilitador funcional de lesiones y director de Zen Dynamics.
"La primera pregunta que debe hacerse cualquier corredor es si está en condiciones de poder correr correctamente"
Si cogemos las actuales zapatillas de correr, pocas cumplirían con esas características tan claras: son rígidas, estrechas, elevan el talón y obligan al pie a alejarse de su movimiento natural. Tampoco salen bien paradas esas plantillas de correr duras como escayolas.
“Prevalecen mucho más los criterios estéticos al fabricar calzado que los científicos. Conviene recordar que cualquier pequeña elevación del talón tiene un impacto negativo en nuestra postura. Si hasta un 93% de la energía que requerimos para correr puede provenir de la capacidad natural del cuerpo de acumular energía de forma elástica en cada paso, ¿realmente nos conviene una zapatilla con amortiguación que nos roba la mayor parte de esa energía?”, se pregunta Raúl para divulgar algo que tiene muy estudiado y trabajado.
Además, añade “las zapatillas deben interferir lo menos posible en nuestro sistema propioceptivo, a través del cual nuestro cerebro recibe información del terreno que pisamos y ejecuta reajustes tridimensionales en la posición de la cadera y, por ende, de toda la columna. Es decir, nuestra pisada define toda nuestra posición corporal, por lo cual el calzado debe ser lo más neutral posible”.
Hacia un calzado que permita un movimiento natural
Es consciente Raúl Horche de que unos pies que han estado encerrados, por lo tanto con los músculos atrofiados durante décadas, no pueden perder de golpe lo que han venido siendo unas muletas para ellos.
“La transición debe ser gradual. Hay un importante porcentaje de la población que tiene los pies muy dañados debido a tantos años de abusos por el calzado. Deberían recuperar la movilidad perdida en todas las articulaciones del pie con ejercicios de movilidad articular y liberación miofascial”, apunta.
¿Y entonces? ¿Lo de supinador y pronador? “Durante el movimiento de la pisada, el pie primero debería supinar, luego pronar, para luego volver a supinar. Los pronadores deberían recuperar la capacidad de supinación perdida; los supinadores, la capacidad natural del pie de pronar”, argumentos de Horche, también Licenciado en Ciencias de la Actividad Física del Deporte, que chocan con el sentido común adquirido a través de los medios de comunicación por los runners durante los últimos años, incluso décadas.
La salud de los pies, fundamental no sólo para correr
Hablando con Raúl Horche, se llega a la conclusión de que la salud de los pies es muy importante más allá del mundillo runner. “La mayoría de lesiones que sufrimos habitualmente como lesiones de rodillas, escoliosis, ciáticas, hernias discales tienen la causa frecuentemente en una mala pisada y su consiguiente desequilibrio en la distribución de pesos. La solución está en el reacondicionamiento de los pies, la alineación y reeducación postural, y el aprendizaje de nuevos patrones motores. Es un proceso mucho más rápido de lo que la gente se piensa”, divulga.
Horche resopla al volver al tema de correr, en un claro síntoma de estar curado de espanto: “La primera pregunta que debe hacerse cualquier corredor es si está en condiciones de poder correr correctamente. Si la respuesta es negativa, la solución es sencilla: obtener las herramientas que le permiten hacerlo de forma natural, sostenible y sin lesiones. Y esas herramientas no son externas y artificiales, sino que consisten en devolver al cuerpo su estado natural”.
Así las cosas, y siendo realistas, la única forma de atajar correctamente todos estos problemas, basándonos en la experiencia y conocimientos de Raúl Horche, sería viajar a nuestra infancia y hacernos con calzado adecuado desde pequeños. Sí, es una metáfora. Porque la solución sería fijarnos en nuestros hijos, en los niños. “Cuando veo esos zapatos rígidos que ponen a los niños me duele el corazón. Es la mejor forma de asegurar problemas físicos futuros en ellos. A ellos les encanta ir descalzos, por algo será”, finaliza.