Es un simple juego que consiste en tratar de encajar a grandes deportistas en alguna de las disciplinas del atletismo, sin duda el deporte rey de unos Juegos Olímpicos. Y la cosa consiste en cambiarles de deporte con sentido, no a la manera de los deportistas futbolísticos, que suelen ser de sangre caliente, poco reposo y amigos del titular sensacionalista.
“Como el que has puesto tú”, diréis. Pues sí, claro, pero es que al entrar (también en el subtítulo) explico que es una ensoñación, y en ningún momento confundo la realidad con la ficción, algo que sí hacen cada vez que Cristiano Ronaldo se da una carrera a una velocidad superior a la que son capaces de alcanzar la media de los futbolistas.
Porque muchos periodistas y sus lectores u oyentes están convencidos de que CR7 podría clasificarse para algún campeonato de atletismo en los 100 metros, cuando la realidad es que tendrían serios problemas para vencer a un juvenil.
Otra cosa es que entrenaran para ello. Y de eso va esto. ¿En qué serían buenos? Aquí unos ejemplos.
Cristiano Ronaldo. No es tan rápido como se dice en comparación con los velocistas, y su ergonomía, si bien está forjada por el fútbol, no parece la correcta para la velocidad. En cambio, en lo que destaca sobremanera es en el salto. Seguro que de haberse dedicado al salto de altura, representaría a Portugal en esa prueba. Condiciones hubiera tenido para ello. Claro, que tendría menos fama, menos dinero y menos ego.
Rafael Nadal. En los partidos de fútbol de periodistas contra deportistas o pachangas entre famosos, Rafa destaca, al igual que lo hacía Michael Schumacher, por sus movimientos. Nada. Visto lo visto, con un poquito de más trabajo de dorsales en el gimnasio sería un lanzador de disco más que aceptable.
Kobe Bryant. Otro gran atleta. La cosa es que la ‘Mamba Negra’ hubiera podido aprovechar su elasticidad en sóleos y gemélos, así como su velocidad para intentar mojarle la oreja a Mike Powell, el recórdman actual de salto de longitud. Seguro que hubiera coincidido en algún momento con Iván Pedroso o Yago Lamela.
Garbiñe Muguruza. Su ergonomía la haría perfecta para los 100 metros vallas. Su planta y su potencia, sus brazos (porque con los brazos también se corre), y su gran coordinación la harían una candidata perfecta para reinar en esa prueba. Claro, que posiblemente hubiera continuado siendo venezolana y habría formado pate de la selección de ese país.
Fernando Alonso. Como tendría menos volumen de cuello, y estaría menos forjado con ejercicios de fortalecimiento del tren superior, sería un buen ciclista. Ahora, como aficionado, no se le da mal. Y varias veces son las que ha subido puertos a un ritmo más que razonable en sus duras pretemporadas. Vamos, que con lo que le gusta, lo hubiera tenido fácil. Seguro que hubiera compartido entrenamientos, al menos, con su paisano Samuel Sánchez.
Mireia Belmonte. Se hace extraño sacarla del agua y ponerla sobre el tartán. Tras debatirme entre ponerla en maratón, su capacidad de resistencia como demuestra sus largos entrenamientos aeróbicos me invitan a ello, o a la velocidad pura, me inclino hacia lo segundo. Aprovechemos su musculatura e imaginémonos que hubiera desarrollado las piernas en vez de los brazos. Seguro que tanto en 200 como en 400 hubiera sido letal.
Andrés Iniesta. Aunque se hace difícil prescindir de su arte y de su improvisación en el fútbol, hubiera podido ser un gran sucesor de Martín Fiz. El maratón, más que el 5.000 o el 10.000, quizás le hubiera encumbrado en un lugar de honor en el fondo español. Quién sabe si en Río de Janeiro lo hubiera bordado. El ‘keniata de Fuentealbilla’ hubiera sido su mote.
Ona Carbonell. Otra que tendría que salir del agua… para dominar la prueba reina. La resistencia de las sirenas de la sincroniza es cosa seria, una resistencia que se combina con una intensidad muy alta. Sin duda la nadadora podría haber tenido un papel destacado en la prueba reina del atletismo: el 1.500.
Alberto Contador. Si hay una especie de deportistas que podrían trasladar su forma física al tartán sería la de los ciclistas. Así Alberto Contador, con su ergonomía, peso y potencia hubiera podido triunfar sobre el tartán en las pruebas de fondo. Y creo que el 5.000 hubiera sido su mejor prueba.
¿Se os ocurren algunos otros?