De qué hablo cuando hablo de correr, No pienses, corre, Nacido para correr, Chi running, Efecto maratón, Correr o morir, Comer y correr, no son más que la punta del iceberg de la llamada lectura del ácido láctico.
Esto me lo acabo de inventar, pero quizá podría resumir en una manera de meterle el colmillo a los libros deportivos. Correr, correr y más correr en sus formas más competitivas, retadoras, épicas y de realización y satisfacción personal.
No sé cómo hemos podido vivir sin tanta página llena de esfuerzo y de visiones trascendentales del correr. Trasladado a la literatura, ¿no da todo esto un poco de miedo?
Correr es una cosa que puedes hacer perfectamente mientras charlas, piensas en otras cosas o miras los trigales o la pantalla de tu cinta del gimnasio. Leer sobre correr empezó de un modo muy laxo. Nadie se tragaba las reflexiones de un corredor teniendo al lado a Faulkner, Delibes, Ibáñez o Defoe. Pero llegaron los blogs en internet y la gente empezó a leer lo que otros corrían. El efecto de bola de nieve hizo frotarse las manos a los que pensaron en vender miles de libros igual que miles de internautas seguían historias de runners.
Y ahora hay que hilar muy fino. Tenemos a grandes excampeones como Chema Martínez, Martín Fiz o Abel Antón que guían con sus ejemplos e historias a los recién llegados. ¿No sabes qué es eso del dolor horrible del costado cuando llevas once minutos? Pues Chema o Martín te explican que es normal, que es mortal de necesidad, que ellos lo han sentido mil veces. ¿Dudas si desayunar antes de salir a por tu trote? Pues Julio Basulto o Juanjo Cáceres o Scott Jurek te indican qué hacer y qué evitar.
¿Me mojo?
Confieso que me tiran más los libros de 'las experiencias de correr'.
Pero con dos límites. Por arriba. No admito mesianismos ni que me vendan el correr como el nuevo método de cambiar la terrible raza humana. Por abajo. Si compro un libro quiero encontrar literatura bien hecha. Que no me encuentre párrafos deshilados, sacados del diario de un corredor.
Entre medias, pues todas esas vivencias bien contadas sobre aventuras (no crónicas kilómetro a kilómetro de un maratón), historias de viejos personajes del correr (no biografías estandarizadas campeonato a campeonato) y también libros en los que, correr, podría ser solamente una excusa.
Una mezcla de todo esto podría hacer que me decante por el libro de Dean Karnazes, corredor estadounidense de larga distancia. Su libro, Ultramarathon Man: Confessions of an All-Night Runner, mezcla una lectura muy bien compuesta, bloguera y recta. Habla de los extremos. Hay que saber sacarle, entre líneas, el paisaje, la roca, la esencia del correr a pesar de todo.
En castellano, recomiendo dos títulos bastante alejados entre sí; las reflexiones de Kilian Jornet en Correr o Morir y los capítulos de historia del maratón de Alfredo Varona en 42 kilómetros para amar el maratón.
¿Tienes tú un favorito?
Mira que ahora llegan épocas muy de regalar...