“No hay nada que farde más en Facebook que subir mi recorrido en la playa  y así dar en vidia a mis amigos”, pensarás. Así que, ataviado con tus mejores galas, sales a la playa a hacer unos kilómetros. Si es así, sigue estos consejos por lo que pueda pasar.

1.- Doble recorrido: la playa no es plana, tiene una inclinación, lógica, hacia el mar, lo que provoca que las caderas sufran más de lo habitual si estuvieras corriendo, por ejemplo, en el paseo marítimo.

Por ello es recomendable que hagas el camino de ida y el de vuelta por el mismo lugar pero a la inversa, para tratar de nivelar en la medida de lo posible el esfuerzo de las caderas.

2.- Ojo con las articulaciones: correr en la arena es más complicado que hacerlo por asfalto. Es un terreno inestable y, por tanto, más irregular. Las articulaciones, sobre todo los tobillos, suelen ser los más perjudicados, siendo también un gran sufridor el Talón de Aquiles.

3.- Con zapatillas o sin ellas: polémica en este punto. Los defensores del minimalismo y el barefoot afirmarían en este punto que sin ellas, por supuesto; pero, como en todo, eres tú el que eliges.

Si vas a correr con ellas, elige unas que, preferiblemente, tengan una buena amortiguación y sean ligeras. Eso sí, no esperes quitarle la arena a las primeras de cambio. Te durará un tiempo de recuerdo.

Correr descalzo

4.- No fuerces: los músculos y las articulaciones están acostumbradas a correr donde lo haces habitualmente, por lo que no te creas que, por estar en la playa, vas a correr mejor. Al revés. Posiblemente empieces a encontrar dolores donde antes no los tenías, y esto es debido a que tu cuerpo sufre más corriendo en la playa que sobre el asfalto, por paradójico que pueda parecer.

5.- Cuidado con el terreno: correr por la playa puede parecer a priori más seguro que hacerlo por el campo en cuanto al terreno se refiere, pero no te olvides de que también te puedes encontrar obstáculos.

Presta especial atención a los niños que puedan estar jugando en la orilla y, sobre todo, si no quieres acabar lesionado, a los castillos de arena y a los enormes agujeros que, de vez en cuando, alguien se dedica a hacer en la arena para buscar petróleo y solo encontrar agua de mar.