Muchas veces, cuando estamos agobiados y estresados porque tenemos un examen, una entrega final o una entrevista de trabajo, creemos que comiendo se nos pasará el ‘agobión’. Pero no. Y mucho menos si comemos alimentos que en lugar de ayudarnos a calmar la ansiedad hacen que esta aumente, sin que nos demos cuenta.
No hablamos del café o las bebidas energéticas que ya de por sí sabes que te aceleran. Existen algunas comidas que pueden calmar momentáneamente ese estado de nervios pero que acto seguido incrementan nuestro agobio porque disparan los niveles de cortisol en sangre. Piensa que la conocida como ‘la hormona del estrés’ te va a poner histérico así que es mejor que evites estos alimentos.
1. Comida picante. Si eres de esas personas a las que los nervios se le van al estómago, deberías evitar los alimentos picantes cuando tengas un pico de estrés. Tu metabolismo está en tensión y le cuesta digerir adecuadamente lo que comes, así que no es buena idea llevarte a la boca deliciosos manjares que pueden provocarte reflujos y retortijones. Piensa que además tu cuerpo tarda más tiempo en procesarlos y asimilarlos así que lo único que haces es alargar esa agónica sensación de nervios.
2. Las carnes rojas. Ricas en hierro, proteínas, vitaminas y minerales, comerlas en exceso también nos ofrece un importante aporte de agobio. Al consumirlas aumentan los niveles de dopamina y norepinofrina en nuestro organismo, dos de los grandes responsables de que sintamos ansiedad y estrés. ‘Un rico plato de nervios al punto, por favor’.
3. Helado. Lo has visto en decenas de comedias románticas: la protagonista se enfrenta a una ruptura sentimental y calma sus nervios y penas con un gran bol de helado de chocolate. Pues allá ella, pero no deberías imitarla si tu problema es que estás estresado.
Ese dulce manjar refrescante está plagado de azúcar, ingrediente que contribuye de manera importante a elevar los niveles de hormonas relacionadas con el estrés. ¿Por qué? Resulta que la glucosa es la que ayuda al organismo a suministrarnos las dosis de energía necesarias, y si la cantidad de la misma se dispara podemos acabar sufriendo brotes de ansiedad, cambios de humor e irritabilidad. Te activa sí, pero de manera exacerbada.
4. Patatas fritas. Aquello de que cuando ‘haces pop, ya no hay stop’ es una verdad como un piano. Al margen de la adicción que generan muchas de estas patatas fritas también provocan estrés, y lo hacen gracias a su alto contenido en grasas y socio y su casi nulo aporte nutricional.
Lo peor: te pegas tales atracones cuando las comes con ansiedad que te dejan sin apenas energía para hacer nada más aumentando la bola de estreses que te trae de cabeza.
5. Alcohol. Quien más y quien menos sigue a rajatabla ese dicho de ‘beber para olvidar’ y trata de ahogar sus penas y estreses echándose unos vinitos, unas cañas o unos copazos. Mal. Al contrario de lo que piensas, no te ayudan a desconectar y relajarte, sino que su consumo en cantidades poco moderadas genera un efecto en el cuerpo de fatiga, cansancio y cambios de humor repentinos.
6. Comida procesada. Los alimentos procesados tienen un alto contenido en sodio, grasas y aditivos artificiales que aumentan nuestros niveles de cortisol. El archienemigo de la tranquilidad y responsable de que después de comer tengas picos de estrés y de que tu acelerado organismo te pida pegarte un nuevo atracón cuanto antes. Piénsatelo dos veces antes de consumirla: si siempre salen en todas las listas de ‘alimentos malos para’, por algo será.