Es una imagen cada vez más común en los gimnasios entrar en la sala de pesas y encontrar a hombres y mujeres levantando barras y mancuernas de múltiples pesajes para poner sus músculos a tono y cada vez más grandes.
Junto a ellos, en el suelo posiblemente, te encontrarás un bidón, como los que usan los ciclistas en sus carreras, pero con un líquido que, probablemente, no sea agua, sino un batido de distintos suplementos vitamínicos como lactosuero y caseína ricos en proteínas.
Además, si su objetivo es ganar músculo, cada dos horas les verás abriéndose un tupper e ingiriendo ingentes cantidades de arroz blanco con, posiblemente, pollo. También, por la mañana, y a lo Rockie Balboa, caerán un par de claras de huevo a pelo.
¿Y todo ello para qué? Para aportar al organismo un suplemento de aminoácidos, que son los encargados de hacer crecer al músculo, y hacerlo de una manera más rápida, más permanente y con menos esfuerzo.
Sin embargo, la ingesta de proteínas en niveles elevados, como se supone que hacen estos deportistas cuando su objetivo es ganar masa muscular rápidamente, también puede tener una serie de efectos secundarios, y uno de ellos es la aparición de mal aliento.
Esto se produce cuando el organismo está falto de carbohidratos (uno de los objetivos principales de las dietas hiperproteicas) y, además, está perdiendo grasa, fruto del esfuerzo producido por el ejercicio físico.
Los dos factores unidos hacen que aparezca una acumulación de una sustancia de la sangre, llamada cetona, que no es nada positivo para el cuerpo. Por ello, este reacciona defendiéndose y ha de expulsar la acetona por los canales habituales.
Es en ese proceso donde se puede producir un aumento del mal aliento, ya que el cuerpo expulsará a la cetona mediante la transpiración, la orina y la respiración, lo que provoca ese olor desagradable cuando expulsamos aire, como cuando hablamos.
Para solucionar este problema, no hay milagros. Lo único que queda por hacer es dejar esa dieta rica en proteínas para transitar hacia una más equilibrada y que aporte todos los nutrientes necesarios que necesite el organismo.
Como hemos visto, los extremos no son buenos en ninguno de los casos, y en el caso de las dietas y la alimentación en general, tampoco. Las proteínas te pueden dar resultados a corto plazo para lucir más bíceps, pero a medio y largo plazo únicamente te traerá problemas, tanto para tus músculos como para tu vida diaria. Lo mejor: una dieta sana y equilibrada ¡Ah, y un crecimiento natural de los músculos!