Párate por un momento a pensar en cuándo fue la última vez que mientras comías, sólo hacías eso, sin más. Es decir, sin ver la televisión, consultar los últimos WhatsApp, mirar a la pantalla del ordenador, leer un libro...
Si no eres capaz ni de acordarte de la última vez que centraste únicamente tu atención en el plato, sentimos comunicarte que con tus rutinas corres el riesgo de aumentar tu ingesta de alimentos y por tanto, de ganar peso.
Esto es lo que apuntan varios estudios elaborados por la Universidad de Birmingham (Reino Unido) que aseguran que aquellos simultanean la actividad de comer con otras corren el riesgo de consumir más calorías.
En un artículo publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, se recoge que en varios estudios se ha podido comprobar cómo aquellas personas que estaban con la atención centrada únicamente en lo que comían, ingerían menos que aquellas que estaban distraídas en otras actividades como ver la televisión o trabajar delante de una pantalla.
Asimismo, el estudio demostró que aquellos que habían comido de manera “distraída” también mostraban más apetito más tarde y por tanto, consumían aún más. La razón de este hecho se encuentra en el cerebro ya que, según los investigadores, si no se presta atención a lo que se está ingiriendo, el órgano no lo procesa, y por tanto no tenemos la sensación de estar saciados. Por ello, en estos casos, se ingieren más calorías no sólo en el momento de la comida, sino también a lo largo del resto del día.
COMER ANDANDO TAMBIÉN ENGORDA
Por otro lado, según un estudio de la Universidad de Surrey, comer mientras se camina también le puede pasar malas pasadas a tu cerebro. Así, según los investigadores la tendencia a comer más es mayor si se consumen alimentos cuando se está en marcha.
Para llegar a esta conclusión, pidieron a 60 personas que comieran una tableta de chocolate mientras caminaban, veían la televisión o conversaban. Posteriormente, se pedía a los participantes que completaran un cuestionario y se les ofrecían cuatro tipos de alimentos diferentes: chocolate, zanahoria, uvas y patatas fritas.
El resultado fue que aquellos que habían comido el chocolate caminando demandaron más alimentos en la siguiente prueba y precisamente pidieron chocolate cinco veces más que los otros participantes.
Ante estos resultados, los doctores recomiendan sacar el tiempo necesario para alimentarnos y disfrutar de la comida sin entretener nuestra atención en otros aspectos. Así que... ¿qué más argumentos necesitas para comer tranquilamente?