Está ahí, aunque muy pocos corredores se percatan de su presencia. Y entre quienes sí lo hacen, son muy pocos los que conocen realmente su utilidad. Se trata del último agujero de atar de las zapatillas. Ese agujerito extra que se encuentra más cerca del tobillo y que se ha convertido en el gran ignorado -casi siempre se queda vacío, sin cordón- por los corredores populares. Y no porque le tengan manía sino porque son muy pocos los que realmente saben cómo utilizarlo.
El último agujero de las zapatillas es, para muchos, otro de los grandes misterios que giran en torno al running como, por ejemplo, la causa o el origen de las agujetas o del flato.
La mayoría de los runners descubre su presencia en cuanto llegan a casa con las zapatillas nuevas y se disponen a colocar los cordones para salir a correr y estrenarlas. "¿Y esto, para qué sirve?", se preguntan.
Sin embargo, en muy pocas ocasiones el corredor popular pregunta por su utilidad a algún compañero de fatigas o aun experto. Bien porque se le olvida, bien porque no quiere quedar como un ignorante ante lo que piensa que puede tener una respuesta totalmente lógica.
En su ostracismo han jugado un papel clave las marcas y tiendas deportivas que se afanan en vendernos las bondades del último modelo de zapatillas o las mejoras y últimas tecnologías que incorporan, pero que ignoran a este agujero extra.
Los vendedores nos preguntan por nuestra manera de pisar. ¿Pronas o supinas? Nos hablan de gramos, drop, chasis y mediasuela. Analizan nuestra pisada para que compremos la que mejor se adapta a nosotros, pero en muy pocas ocasiones nos enseñan a atarnos correctamente las zapatillas. Y es aquí, en este punto, donde ese último agujero juega un papel fundamental.
Porque tan importante es la zapatilla que nos compramos, como la manera de atarla. Cuanto más sujeto esté el pie, menos se moverá dentro de la zapatilla y menor será pues, el número de rozaduras que tendremos. Conseguiremos mayor estabilidad en los tobillos y evitaremos que los dedos rocen con la parte delantera de las zapatillas o que la lengüeta se mueva de un lado a otro provocándonos heridas.
El uso de este último agujero de las zapatillas es muy sencillo y, sobre todo, muy útil. De hecho, ya proliferan en internet varios tutoriales y vídeos que explican cómo debe ser su correcto uso.
El misterio pues, ha quedado resuelto.