San Francisco (EE.UU) es una ciudad archiconocida por el Golden Gate, las casas de estilo victoriano, la prisión de Alcatraz, sus históricos terremotos y, bueno, ahora también por una película de Disney-Pixar. Sin embargo, muy poca gente conoce, a este lado del charco, la lucha que están llevando a cabo contra el sedentarismo y la obesidad.
Esta es una epidemia que está asolando Estados Unidos y que, según los Centros para el Control de Enfermedades de Atlanta, en 2013 ya había 20 estados con un porcentaje de obesidad del 30% entre la población adulta, rozando el 35% en Mississippi y West Virginia.
Sin embargo, en San Francisco se llevan tomando en serio este tema desde hace bastante tiempo. Una de las últimas noticias ha sido la aprobación de una ordenanza que prohibía el regalo de atractivos juguetes junto con la comida rápida, para desincentivar así su consumo.
Pero vayamos al lío. Desde los años 70 una fundación creada por Mitch Menaged, llamada “National Fitness Campaign” se ha dedicado a instalar y fomentar parques de fitness para todos los públicos.
El primero de ellos, que data de 1979, pronto recibió el apoyo de la Universidad de Stanford y del banco Wells Fargo, y en la década de los 80 tuvieron el apoyo de multitud de organizaciones relacionadas con el deporte.
Sin embargo, no ha sido hasta la década en la que nos encontramos cuando, debido a la problemática de la epidemia de obesidad que afecta a todo el país, se han puesto las pilas para extenderse por más ciudades norteamericanas. Su objetivo, llegar a 20 ciudades en 2015 y a 200 en 2017.
En cada estación de fitness, el usuario recibe instrucciones de cómo hacer siete ejercicios en siete minutos, información que también está disponible en la web del proyecto y a través de una aplicación para móviles.