En esos casos, conocer las pulsaciones que se llevan en cada momento o sesión de entrenamiento será de grandísima ayuda para valorar cómo se va evolucionando en la forma, por ejemplo. Y es que se puede decir que el corazón nos habla. Simplemente, debes saber interpretar qué te quiere decir.

Cuando comienzas a pedalear, un pulsómetro puede llegar a decirte que estás incubando un proceso infeccioso, que debías haberte quedado en casa ese día, que no te has alimentado adecuadamente últimamente, detectarte alguna arritmia (que no tiene porque ser patológica) y recomendarte que te hagas una prueba de esfuerzo, si has recuperado bien de los esfuerzos del día anterior, cuál es tu estado de forma física, si tienes madera de ciclista, etc.

Hay quien lo lleva en el manillar de la bicicleta por la simple curiosidad de ver a qué revoluciones se le pone la patata. No es el primero que dice que lo lleva para aflojar cuando ve que alcanza pulsaciones demasiado elevadas. Sin embargo, hay otros ciclistas que no tienen tantos prejuicios y se sirven del pulsómetro para intentar batir en cada sesión su propio record cardiaco.

Pero lo que no debes olvidar nunca es que un pulsómetro puede ser tu mejor amigo para realizar tu deporte favorito de forma saludable. Es el que puede aportarte calidad de vida si aprendes a interpretarlo y a utilizarlo convenientemente en tus salidas.

Pulsómetro

Hoy en día, una práctica que se ha puesto muy de moda es el spinning o el ciclo Indoor. Para algunos, una solución para mantenerse en forma y, para otros, un sustituto de la bicicleta durante la semana.

Para alguien que se apunta a un gimnasio, que ha llevado un estilo de vida más bien sedentaria, con sobrepeso y que encuentra en este tipo de clases de ciclismo bajo techo una nueva afición, debería ser de uso obligado la utilización de un pulsómetro para controlar convenientemente su frecuencia cardiaca.

De no ser así, puede convertir una práctica saludable en un perjuicio. Son individuos que dan un perfil para poseer una adaptación cardiovascular pobre y ello supone que al mínimo esfuerzo suban excesivamente de pulso. Eso, sin tener en cuenta que en caso de tener el colesterol muy elevado o hipertensión, acrecienta los riesgos para la salud si se alcanzan pulsaciones demasiado elevadas.

Y, mira por dónde, si le dices a tu amigo el pulsómetro que controle tus entrenamientos, puedes conseguir una excelente adaptación cardiovascular, decir adiós al exceso de colesterol y controlar tu hipertensión si no es muy elevada.