Tampoco nos engañemos: estamos teniendo un invierno de lo más cálido y la mítica excusa de que ‘con tanto frío’ no hay quien salga a correr, da pereza ir al gimnasio o aquello de que te quedas helado practicando cualquier deporte, no cuela. ¡Estupendo! Todos a la calle a entrenar ¿no? Te equivocas, en realidad te saldría mucho más rentable hacer ejercicio a bajas temperaturas.

Según un reciente estudio publicado en Cell, el clima frío puede ayudar a perder peso gracias, en gran parte, a que nuestros microbios cambian como consecuencia de la caída de las temperaturas. No, no es que estemos llenos de suciedad, lo cierto es que en cada uno de nosotros habitan alrededor de 100 billones de microorganismos y su presencia no solo es buena para nuestra salud, además puede ayudarnos a adelgazar si los mantenemos bien fresquitos.

Un simple paseo por la nieve puede activar tu metabolismo más que una clase de zumba

Al mal tiempo, buena cara (y cintura)

Con el objetivo de analizar si la exposición al frío conduce a cambios notables en la composición de la microbiota intestinal, los científicos analizaron si ocurría algo en el organismo de un grupo de ratones al reducir la temperatura ambiente. Y pasó. Los roedores mostraron un aumento en su sensibilidad a la insulina, lo que se traduce en que los niveles de azúcar en sangre trabajan con un objetivo muy claro: quemar grasas para recuperar la temperatura corporal.

Ante un ambiente frío, el cuerpo se habitúa a través del pardeamiento de la grasa blanca –el proceso de convertir la grasa blanca o ‘mala’ en marrón, que es la ‘buena’, la que ayuda a adelgazar–, lo que se traduce en que se acelere nuestro metabolismo, gastemos más energía y, en consecuencia, quememos muchas más calorías para entrar en calor.

“Nuestra investigación demuestra que la exposición al frío conduce a un cambio notable en la composición de la microbiota –conjunto de microorganismos que se localizan de manera normal en distintos sitios del cuerpo humano ayudando en los procesos de digestión, produciendo vitaminas y protegiendo el sistema inmune contra la colonización de otros microorganismos que puedan ser patógenos– manteniéndonos libres de determinados gérmenes relacionados con el sobrepeso y aumentando nuestra sensibilidad a la insulina”, aseguran los autores.

Cuando estés entrenando y empieces a tiritar de frío, piensa en el calor de la playa y en el cuerpazo que vas a lucir dentro de unos mesecitos gracias a las duras temperaturas invernales.

¿Una refrescante cura para la obesidad?

El equipo de investigadores encontró que, al exponer a los roedores al frío, los microbios generalmente asociados con la obesidad y la diabetes disminuían a gran velocidad hasta quedarse en niveles prácticamente inexistentes. Así, confían en que sus hallazgos puedan ayudar a la comunidad científica a encontrar en el futuro tratamientos más efectivos para dos de los grandes problemas de salud que afectan a millones de personas.