Yo este verano ya he elegido la mía, prácticas de esquí acuático de la mano de dos campeonas mundiales de este deporte: Sandra y Nadine Botas. Lo suyo les viene de familia, hijas del entrenador y piloto internacional de esquí náutico Ricardo Botas y de la campeona Cristina Medem, han crecido en un ambiente familiar que les ha enseñado que el trabajo constante e intenso es la clave para cosechar los éxitos en su profesión.
Y es que este deporte, a pesar de ser más sencillo de lo que pueda parecer a primera vista, requiere de profesionales que te garanticen la seguridad y el control en todo momento. Además, es importante aprender de manera progresiva y que te expliquen la técnica correctamente, porque de no ser así lo normal es que te caigas al primer intento.
Ellas me explicaron que la clave es hacerte una bolita y dejar que el agua te saque. No tratar de luchar, sino relajar el cuerpo y utilizar las piernas, siempre flexionadas para cuando el impulso del agua te empiece a levantar.
Lo ideal es hacer este ejercicio un par de veces en tierra, mientras el instructor tira de la cuerda, para entender el movimiento antes de probar directamente en el agua.
El segundo paso, una vez ya en al agua, es probar inicialmente con barra que es más fácil que con la cuerda. Así que, repitiendo mentalmente las instrucciones que me habían dado e intentando tener todo en cuenta, me hice una bolita e intenté dejar que el agua me sacara. Cuál fue mi sorpresa cuando conseguí levantarme a la primera.
Lo importante es conseguir relajar la tensión de nuestro cuerpo y empezar a disfrutar de la sensación que te proporciona la velocidad sobre el agua. Es una sensación de libertad increíble con el viento en la cara y el precioso paisaje.
Para parar, la técnica consiste en deshacer el movimiento: te vuelves a encoger y te sueltas de la barra dejándote caer. La primera vez que te lo dicen, te crees que te vas a meter una buena leche. Pero no es así, según sueltas los brazos te frenas y caes despacio hacia atrás sin hacerte daño.
Después de esto, el siguiente paso es probar la cuerda. Esto ya es más difícil porque tienes menos estabilidad para salir y necesitas más control de piernas. Es súper importante también confiar y no agarrotarte tirando con los brazos.
Los brazos han de ir estirados y sueltos. Pues también lo conseguí a la primera. Ahora, aquí si me caí. Cuando llegamos al final del embalse y tocó dar la vuelta, me salí de la ola y al sentir que se me descontrolada el tema creo que más bien me solté directamente. Lo bueno es que no te haces daño, lo que me ayudó a perder el miedo.
Al día siguiente tuve unas agujetas como hacía mucho tiempo no tenía. La verdad es que se trabaja de manera bastante intensa las piernas, el tren superior y el core.
Además al ser la primera vez supongo que también tendría más agujetas por llevar el cuerpo tenso, pero aun así, estoy deseando volver, porque ahora que he perdido el miedo, estoy segura que la siguiente vez disfrutaré mucho más de la experiencia.
Gracias Nadine y Sani por enseñarme tan bien. Podéis seguir sus aventuras por instagram en @nadinebotas @sanibotas