El yoga ha estado presente en su vida desde que tiene uso de razón, y es que sus padres son instructores y propietarios de un centro que lo imparte. Como no podía ser de otro modo, tanto sus hermanas como ella han querido continuar con este estilo de vida, que va acompañado de una vida sana y una alimentación acorde. Con el paso de los años, todas se han ido contagiando la pasión, se han preparado y son profesoras.
Parsons asegura disfrutar aprendiendo cosas nuevas cada día. Durante sus clases, por supuesto, existen momentos de agotamiento; al fin y al cabo, son muchas horas practicando posturas, algunas muy complicadas de recordar. Sin embargo, es un placer para ella compartir esos ratos con los alumnos, a los que considera amigos en muchos casos.
Actividades como el yoga favorecen la movilidad, fuerza y elasticidad de las personas discapacitadas, y de hecho existen clases orientadas a este tipo de alumno. Parsons asegura que todo es más fácil y más divertido cuando se trabaja en equipo, y en sus clases todos lo consigue juntos.
Qué mejor profesora para impartir clases de Yoga inclusivo que alguien que ha puesto a prueba sus límites como ella. Es la primera maestra de esta disciplina con Síndrome de Down en Estados Unidos, y un ejemplo de vida feliz y saludable.
Como no podía ser de otra forma, Parsons tiene otras aficiones que le mantienen activa, como la bicicleta, la cocina, el teatro y las manualidades. Es además una persona con habilidades sociales y procura guardar tiempo para compartir actividades y conversación con su familia y amigos.