1. Aquí sí hay playa
Motivación indiscutible en pleno mes de agosto. Destino perfecto si te estrenas en esto de los congresos o llevas poco tiempo bailando: al mínimo signo de saturación, la playa espera al otro lado de la calle.
Una de las fiestas más esperadas en Cullera se celebra precisamente sobre la arena. Un multitudinario atardecer junto al mar a ritmo de salsa, bachata y kizomba.
2. A tu ritmo
Talleres para todos los niveles y variedad de estilos. Desde hace unos años, asistir a un congreso de salsa no obliga a pasar una semana escuchando clave y tambores. Hasta cuatro salas funcionan al mismo tiempo para satisfacer la evidente diversidad de preferencias. Bachata, kizomba, y en menor medida reggaeton, mambo y chachachá, conviven con la salsa durante toda la semana.
Dispones de clases en horario de mañana y tarde. Si la noche anterior el social se te fue de las manos, puedes retrasar el despertador tantas veces como lo necesites... O al menos hasta la hora de ese taller que por nada del mundo quieres perderte. Sin presiones, que para eso estás de vacaciones.
3. Los profesores
Adrián y Anita han sido cabeza de cartel del Cullera Salsa Festival 2017, y aunque sus talleres tienen un nivel avanzado, diseñan las figuras conscientes de que quienes llevan menos tiempo bailando también querrán asistir. ¡Nadie quiere perderse a los campeones del mundo!
También para salseros, interesantísimos los talleres de Luis y Alba: figuras impecables y recursos de gran utilidad.
O Sergio y Noe, profesores por excelencia, de cuyas clases siempre sales con un buen puñado de consejos prácticos y explicaciones imprescindibles.
Manuel Mascarell y su elegancia, para quienes identifican la salsa con el romanticismo. Útiles consejos de estilo en los talleres de Sergio y Priscila, y unas cuantas figuras para practicar en social en las clases de Sergio y Gema.
Para los bachateros, Ronald y Alba derrochan 'flow' y buen humor en talleres aptos para cualquier nivel. Figuras más sensuales quedaban a cargo de nombres como Marco Espejo, Oscar Plaza, Marley y Sunsire, David Gadea o Joan Pich.
Para no perder el contacto con la Kizomba, todavía con algún adepto menos que la salsa y la bachata, surgen apetecibles talleres como los de Ronald y Arancha, Yago y Yure, La clave del cuarto o Tomás Keita. Cada año vemos más llenas las clases de Ricardo y Aurora, que conquistan alumnos con explicaciones sencillas y figuras idóneas para el social.
4. La fiesta
El baile social se alarga cada noche hasta las 6.00 o 7.00, y cada ritmo (salsa, bachata y kizomba) suena en una sala distinta. Hasta cuatro ambientes diferenciados para cambiar de aires cada rato o para ser fiel a un único ritmo durante horas. Tú decides.
Fuera del horario nocturno, además de la mencionada fiesta en la playa, un evento más es señalado como imprescindible en la agenda de los bailongos que acuden a Cullera: la divertidísima tarde de baile y chapuzones en la piscina del hotel sede.
5. El espectáculo
Las tres últimas noches, hora y media de shows nos ponen los dientes largos como previa al social. Giros perfectos, flexibilidad imposible, técnica impecable y coreografías perfectamente trabajadas. En resumen: un placer para la vista del más y el menos aficionado.
Fuera del escenario, cada demostración posterior a los talleres es también un pequeño espectáculo. Y si no, echa un vistazo a esta de Luis y Alba.